Capítulo VI

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Edward tenía una loca agitación mental, acababa se salvar a un humano de un ataque de vampiros, el pobre hombre estaba aterrorizado por el dolor del veneno y porque el vampiro Cullen lo absorbió con su boca. Hubiera deseado tener un Flash para borrar su memoria.

Pero su padre se encargaría de decirle que el veneno del animal que lo mordió le produjo serios estados de alucinación y resequedad bucal, que serían los síntomas normales al sobrevivir a la mordida. Por eso él seguía en el hospital de Forks atendiendo los casos extraños de ataques salvajes.

En medio de todo el apuro, el hombre reconoció a Edward como un estudiante de la secundaria y le dijo "yo te conozco mocoso, no me mates, por favor" Él se limitó a sonreír de lado pero no contaba con su aspecto psicópata al tener sangre al rededor y dentro de la boca.

Todo salió más o menos bien, al menos en ese momento, y luego en el hospital fue un caos, pero ya no importaba para el joven vampiro sí había logrado salvar una vida, aunque le produjo suficiente arrebato como para no poder perseguir al agresor, ahí estaba su frustración... saber que querían a su lobo le hacía querer despedazarlos: así era su amor, protector, celoso... le quería sólo para él sin importar nada.

El escape de los vampiros la noche anterior los tenía con los pelos de punta, Rosalie y Emmet no recordaban nada. Todos los Cullen se encontraban en alerta máxima.

Por otro lado Jacob si estaba muy tranquilo en la reservación disfrutando de un día frío en compañía de su manada jugando al softball super-salvaje gracias a la fuerza genética que compartían. La playa era el mejor campo.

-Vamos futuro hombre del vampiro, trae esa bola hacia Leah... ya es hora de iniciar el siguiente Round.

- No me llames de esa forma Emily, ¿quieres que te marque el otro lado de la cara? 

- Me gustaría verte intentarlo -y las risas no se detenían, Jacob se sentía furioso pero la risa floja lo estaba empezando a atacar, había algo de esa situación que le hacía sentir extrañamente feliz. Se sentía el dueño del vampiro. Del vampiro más perfecto que hasta entonces había conocido.

- No digan nada sobre ese tal Edward, yo no tengo nada que ver con él.

-¡Já! eso mismo no decían tus pensamientos de esta mañana mientras entrenábamos...

-Ya basta, dejen en paz a Jacob, es una orden - Sam intervino por fin, y Jacob se sintió aliviado, retomaron sus posiciones para continuar con el juego pero la verdad era que se sentía totalmente distraído por culpa del mismo pensamiento que ocupaba su mente desde hacía ya varios días, y aprovechó para preguntarse ¿sería muy temprano para ir a ver a Edward? la necesidad de no separarse de él ni un segundo le asfixiaba más que el haber corrido todo lo que llevaba de día.

Al terminar el partido Jacob se duchó y se puso una ropa sencilla, pero al menos usó camiseta, iría a buscar al vampiro para pedirle más entrenamientos. Necesitaba ser el más fuerte de la manada: O esa era una buena excusa.

Al llegar en su motocicleta y aparcar al frente esperó que Edward saliera a su encuentro como ya era costumbre, el mismo vampiro le sugirió esa idea para evitarle la parte de tocar a la puerta y todas las formalidades a sabiendas de que Edward lo percibía a metros de distancia.

Pasó un minuto y nadie salió.

Jacob se preocupó un poco pero decidió esperar más antes de llamar a la puerta, su impaciencia se reunía en una sola cosa; él moría por volver a ver a Edward, las razones no las podría explicar sin sentirse avergonzado, jamás había sentido tanto apego hacía alguien y menos si lo llevaba conociendo tan poco tiempo.

InalcanzableDonde viven las historias. Descúbrelo ahora