Inalcanzable

Capítulo XI

Veesla Grise, así se llamó el primer Beta de los lobos, fue el lobo más hermoso nunca conocido, su pelaje blanco y ojos color caramelo. Poseía un hocico respingado y elegante, orejas robustas y firmes, piernas largas totalmente tonificadas y fuertes; en esa generación era el hombre lobo más calificado para ser el líder pero alguien se interponía: su propio padre, Knight Agora, un lobo lleno de resentimiento hacia los vampiros no permitiría que un novato como su hijo se convirtiera en su jefe.

Knight estaba muy viejo, ya no coordinaba como antes y su visión se había opacado demasiado, estando en su forma humana era un anciano que no podía casi caminar, debía pasar mucho tiempo en su forma lobo que era mas resistente, Veesla Grise le había pedido muchas veces ser el jefe para que pudiera descansar pero el viejo lider se negaba rotundamente, deseaba con todas sus fuerzas que su hijo se emprimara pronto para que lo dejara en paz. Tanto lo deseó que eso nunca pasó, sus poderes Quileute eran fuertes pero no sospechaba que cuando los usaba para beneficio propio y no del de la manada se le volvían en su contra, dos años más tarde le entregó el liderazgo a su hijo minutos antes de morir y maldijo a todas las siguientes generaciones con un miembro que no lograría imprimarse a cambio de que su hijo lograra formar una familia y continuar su linaje.

-Entonces, Jacob posee esa maldición... ¿Y por qué Jacob y no cualquier otro?

-Siempre ha pasado así, el miembro que será más fuerte y ágil la tendrá, porque si no está imprimado será mucho más eficiente como lider, sin miedo a morir.

-Señor Billy, entonces significa que... ¿Sería muy malo de mi parte si invito a Jacob a Port Angels? -el señor Billy me miró como si quisiera asesinarme, y no voy a mencionar nada de sus perturbadores pensamientos.

-¿Te refieres a... un hotel? Nada de eso, mi pobre niño sólo tiene dieciséis años...

-¡No! ...no me mal intérprete, me refiero al cine o al teatro. Ya terminamos los entrenanientos y quiero pedirle permiso formal a usted para salir con su hijo, con total respeto.

-Creo que a Jacob le gustan las chicas, siempre estuvo enamorado de la hija de mi mejor amigo Charlie... Yo no le puedo prohibir qué le va a gustar, y si eres tú... ¿No eres demasiado mayor para él, ancianito? -Billy se carcajeó.

Okey, eso si me dolió, y yo pensando que este hombre era tierno y adorable en su silllita de ruedas.

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-Ehh... Pues... quedé congelado en mis diecisiete años, técnicamente soy un año mayor nada más.

-¿Y cómo reaccionarás cuando te des cuenta de que no tendrán la misma mentalidad? él sólo ha vivido un pequeño porcentaje de lo que tú lo has hecho -me detuve a pensarlo un segundo, sabía que eso era verdad. Pero estaba dispuesto a comprenderlo siempre.

-Yo lo comprenderé siempre, quiero hacerlo feliz y hacer que ambos nos conozcamos. No haré nada que él no quiera, en verdad lo quiero, señor Billy, ¿Me dejaría cortejar a su pequeño Jacob?

Él sonrió y me estrechó la mano-. Acepto, acepto y te invito a venir acá a verlo cuando lo necesites. ¡¡¡Sin hacer ruidos extraños!!!

Que vergüenza, qué tendrá en la cabeza este hombre, Dios mío, no le haría nada así a Jacob en su casa, con su padre en ella... al menos que él me lo pidiese.

& POB. JACOB &

Cuando volvimos a casa después de los saltos en acantilados me sentí tan cohibido que no volví a ver a Edward a la cara. Caminé siempre con la cabeza en alto y me enfoqué en ser el más autoritario de los dos, ya había perdido suficiente de eso pero al menos mi confianza aumentaba con cada nuevo progreso entre el vampiro y yo.

Llegamos a su casa y allí empezó de nuevo el alboroto, supongo qutendree tendré que acostumbrarme: Jasper había matado a un humano y uno de mi manada ya se había enterado, en ese momento ya todos los lobos estaban reunidos en la frontera del tratado de paz para romperlo, aunque por la ayuda reciente de los Cullen a la manada escucharían las razones.

En menos de cinco minutos estábamos todos reunidos, yo continuaba junto a Edward y por alguna extraña razón Sam no me pidió cruzar.

-Sam y todos los demás, tenemos que explicarles -intervino Carlisle, con su más que diplomática voz-. Oímos los gritos de una niña desde el bosque, parecía muy joven, al llegar... efectivamente lo era. Sam gruñó.

-Explica que no fue a la niña -intervino Edward.

-Si, no murió la niña, un degenerado pensaba abusar de ella, tiene sólo once años. Sabemos que no es nuestro trabajo meternos en asuntos de humanos pero no resistimos y no lo permitiriamos... Jasper no se contuvo y lo golpeó, su sangre lo despertó, no lo pude detener, estaba cegado -Carlisle inclinó la cabeza-. En nombre de él les pido disculpas. Se siente muy mal por lo que pasó y decidió encerrarse por un par de días.

-¿Y cómo puedes asegurar que no volverá a hacerlo? Al parecer no puede contenerse de la sangre humana -Sam se había transformado detrás de los arbustos para cubrirse.

-Tiene años practicando, es un arte difícil para un vampiro, al fin y al cabo somos como bestias, pero esta vez, te puedo asegurar que fue más por rabia que por sed de sangre, conozco a toda mi familia. Por favor, confíen en nosotros una vez más.

-Solamente lo haremos por que usted lo está asegurando doctor Cullen, pero es muy difícil para un vampiro contenerse, lo sé porque toda mi vida nos han contado historias de su especie. Son nuestros enemigos naturales.

-Te entiendo Sam -Carlisle inclinó levemente la cabeza-, muchas gracias por no romper el tratado, gracias de parte de todos nosotros.

Escuché las sinceras plegarias mentales de sam y fue tranquilizador y agobiante a la vez "No podemos alejar a Jacob de Edward, suficiente tiene con la falta de imprimación"

-Si eso fue todo, los invitamos en la noche a una cena en nuestra casa para hacer formalmente las pases -hablé por petición de Carlisle al leer su mente.

Lo siguiente que tuve que decir fue desconcertante-. Pueden llevar a sus parejas.

Me nublé de inmediato cuando en la mente de Jacob apreció una muchacha joven, pálida, con el cabello castaño y cejas delgadas en un rostro bonito y perfilado.

Supe con quién iría mi lobo... también supe porqué muchos odian enamorarse, sin lograr evitarlo apreté mi pecho entre las manos y me marché lejos de allí.

& Continuará &

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