Capítulo III

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------ POV. EDWARD ------

Al llegar la noche mi familia y yo decidimos reunirnos con los lobos en la línea de la frontera para empezar los entrenamientos de patrullaje y próximamente también de peleas contra vampiros, los lobos son eminentes máquinas para cazar a los de nuestra especie, para eso fueron creados, pero esta nueva generación no sabía nada de estrategia solamente contaba con su instinto innato.

Mi padre me pidió que fuera yo quien agrupase las parejas entre lobo y vampiro para franquear el bosque. Perfecto.

Todos llegaron transformados en lobos, leyendo su mente pude saber cuál de ellos era Jacob, su pelaje era hermoso, muy brillante y sus ojos penetrantes, él me vio y yo sonreí calidamente leyendo su mente.

"Veamos que tienes para enseñarme Edward, no me dejaré intimidar"

Con que un niño rebelde ¿eh?, lo bueno de ese pensamiento es que él adivinó mis planes de ser quien le instruyera en todo esto, eso me hizo estremecer un poco y tuve que bajar la mirada sintiéndome avergonzado de ser tan obvio en un principio por mi postura frente a él y mirarlo siempre a él...

-Muy bien, buenas, le he dejado la tarea a mi hijo Edward de agruparnos uno en uno, pero al ver que son más lobos que nosotros los vampiros tendrán que llevar a dos lobos por el bosque: Edward, empecemos.

Pasé al frente, ya había leído la mente de todos, supe que una chica de entre ellos era bastante impulsiva, así que la pensaba poner con alguien que la controlará-. Tú, vendrás con mi hermano Jasper y tú también -señalé al hermano de ésta, se llamaban Leah y Seth.

Todos quedaron agrupados y  logré quedarme con Jacob en mi equipo y también con su líder llamado Sam, mi velocidad nos ayudaría a ser los primeros en ir a la frontera y mostrarles cómo se encontraban rastros de vampiros.

El recorrido había sido muy largo y para ellos agotador, todos teníamos controlados nuestros perímetros y descubrimos que hacía nada los vampiros que perseguimos habían pasado por la frontera y habían dejado a un oso mal herido pero no había rastro de que debieran de su sangre, todo esto me pareció una advertencia directamente asociada con mi familia. Pero no mencioné nada para no alarmarlos... aún.

Jacob es muy listo. Incluso más que Sam, pero no quería tomar el puesto de líder, comprendible: sólo tiene 16 años, y ser líder de una manada casi que sin información sobre lo que hay qué hacer no debe ser muy alentador, tengo fe que aprenderán rápido.

Así fueron pasando los días. Hacíamos cada vez más recorridos y yo me ofrecí a enseñarle al chico de piel bronceada que a cada nada me arrancaba una sonrisa. Algo dentro de mí se sentía muy bien, hablábamos poco, creo que él estaba un poco cohibido por mi forma de mirarle, le asustaba tal vez.

-Jacob, ¿hoy te gustaría acompañarme a comprar unas cosas en la ciudad? Son para Alice, pero si voy con ella tardaremos todo el día -me entró una risita floja al presentarle esa excusa, ya no sabía cómo verlo más tiempo del necesario.

Me fijé en su entrecejo fruncido y sus manos en puños, totalmente a la defensiva... él también buscaría una excusa, por fin, habló-. Eh, no le veo mucho sentido a eso, pero después de todo no está de mal devolverte los favores que nos has hecho a mí y mi familia, vamos.

Yo le agradecí, fuimos en mi auto y cuando estábamos entrando a la tienda de flores le abrí la puerta y le invité a pasar, fue como si todo mi cuerpo y mis acciones le gritaran desesperadamente que se diera cuenta de que algo no era del todo normal en mi trato hacía él. Me quise golpear.

-Oye, no soy una chica, puedo abrir yo sólo la puerta -él se rió, pero no por que le gustase el gesto, más bien fue por decirme que me había equivocado de libro de Etiqueta y Comportamiento Social.

InalcanzableDonde viven las historias. Descúbrelo ahora