Capítulo XII

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Los ánimos de Edward estaban por el suelo, no sólo tenía esa sensación amarga de ser rechazado por su lobo sino también la desesperanza lo había llevado a alejarse de su familia y estaba en las lejanías de Forks, en el muelle... debajo del muelle, sumergido en el agua pues el insistente chapoteo de las olas le penetraba profundamente en los oídos y podía (casi) dejar de pensar.

No quería enfrentarse a la cruda realidad de que su lobo haya decidido ir al baile con una chica ignorando el fuerte sentimiento que le intentaba demostrar insistentemente, para el joven vampiro era muy duro, nunca había sentido tal rechazo de alguien a quien casi adoraba, era como ser desmembrado y quemado vivo, podía sentir esa especie de dolor, sin detenerse a pensar en nada más salió del agua y acordó consigo mismo ser fuerte y buscar un sabio consejo de su hermana Alice.

Mala idea campeón.

& EN LA NOCHE &

Todo estaba preparado, con lo poco sencilla de Alice se había armado un súper fiestón, había música, mucha comida (para la manada) unos curiosos jugos que tenían unos colmillos de murciélago pero que sólo eran para la família Cullen pues estaban en el interior de la cocina, por sí venía algún curioso y se enteraba de que tenía sangre de castor, si, toda la idea fue de Jacob que recordó lo mucho que le había gustado a SU EDWARD y se la transmitió a Esme casi en secreto.

Esme estuvo toda la tarde consiguiendolo con su marido y con la pareja mono, fue casi más difícil que convencer a la envasadora de jugos de Forks a alquilar toda la fábrica, convencer a Rosalie para matar castores, ella pensaba que era asqueroso hasta que probó su deliciosa sangre.

Ya había tomado una docena de ellos y sus labios se veían perfectamente rojos, la fiesta tenía temática de Quileute principalmente, con máscaras lobeznas y pelaje sintético en los asientos, los Cullen hacían todo esto por Jasper y porque se sintiera parte de la localidad.

Cuando empezaron a llegar los invitados se notaba la ausencia de Edward que era la parte protágonica del cuadro Cullen para la manada, Jacob había asistido, tal como lo planeo, con su prima Isabella, también una Quileute pero que vivía en Seattle: hija de Charlie el jefe de la policía y la tía Sue Clearwater, aunque Isabella no tenía ningún entrenamiento era ya miembro activo hace dos años por ser mucho mayor.

-Isabella tienes que conocerlo, no te puedo decir que me guste pero tal vez pueda estarlo pensando -Jacob confiaba plenamente en su prima mayor y estaba soltando todas sus prendas más ocultas.

Ella miró alrededor y se dio cuenta de que la manada los rodeaba, tal vez por ser Jacob el miembro más polémico en ese momento, su sonrisa se torció feliz-. Sabía que eras gay, Jake, lo supe desde que intenté besarte cuando eramos niños y me rechazaste.

La tos en la garganta del lobo se trepó y llamó la atención de todos-. No, no soy gay y no te correspondí porque somos primos, ¿Si entiendes? F-A-M-I-L-I-A.

-Lo que importa ahora es que estás cerca de aceptarlo, oye, ¿y porque vine como tu pareja, tu chico sabe que somos primos?

-Se lo diré cuando aparezca, y te conocerá. No te preocupes.

Media hora más tarde la música se puso más suave y Alice se tomó el micrófono en la sala para ofrecer un brindis por la unión de los lobos y vampiros de Fork, las palabras de la hermosa chica fueron muy emotivas y todos estaban cómodos, la comida sobraba y algunos ya estaban bailando cuando Jacob percibió el aroma de su vampiro.

Pero no sólo era el aroma de su vampiro, era él mezclado con otro vampiro... una chica.

Volteó a verlo y la las brillante sonrisa adornaba su cara mientras su brazo rodeaba la estrecha cintura de una hermosa chica peliroja que le hablaba al oido cosas al parecer muy divertidas, Edward vio a Jacob y supo de inmediato que esa era la escena que esperaba, pero no comprendió lo que pensaba el lobo.

InalcanzableDonde viven las historias. Descúbrelo ahora