Capítulo X

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-Edward, despierta, el desayuno está listo y debes darte prisa para ir con tus compañeros, hoy por fin te graduarás -mi madre hizo una pausa y escuché como se recostaba en la puerta-. Edward promete que siempre me contarás tus problemas, sé que extrañas a papá pero él prometió volver, debemos confiar en él.

-Mamá, eso fue hace un año, yo tengo que hacerme responsable y no puedo seguir estudiando. Debo trabajar.

-De ninguna manera, debes estudiar, sólo tienes diecisiete años. Vas a ser grande, tu futuro es brillante, eres un genio.

Eso me hizo reír sinceramente, mi madre me veía como un superhéroe y era lo que quería ser para ella-. No lo soy mamá, pero siempre te cuidaré.

Ese día ella llegó del trabajo muy agotada y con gripe, la fiebre no se le quitaba con nada y al día siguiente estábamos juntos hospitalizados, la agonía fue de una semana.

Ella murió en la madrugada, en silencio, yo había podido escabullirme para acompañarla en los últimos minutos, me pidió sobrevivir para cumplir mi promesa recién hecha de estudiar cualquier carrera que me gustase, ella decía que yo era bueno para todo, hasta para la medicina.

Por la fiebre y el dolor en mis pulmones casi deshechos no pude llorar pero juré que saldría de este hospital para hacerla feliz desde donde estuviera su alma.

Caí en cama más débil que antes y empecé a suplicar en voz alta que me dejarán vivir, que sólo era un niño de diecisiete años, le dije a todos los médicos que pasaban "por favor, ayúdeme" a un par de días mi voz ya no se oía, mis brazos se veían muertos sobre la camilla y un doctor blanco como un algodón, cabello rubio, me dijo que si estaba dispuesto a vivir a cualquier precio. Yo le dije que la única opción era no morir.

Esa misma noche, sentí que mis fuerzas se esfumabam, y así era, a minutos antes de morir naturalmente por la enfermedad una sombra rápida se acerco y me mordió dolorosamente, el ardor empezó a fluir y fue como estar vivo de nuevo, aunque me transformé en un monstruo pude cumplir la promesa que le hice a mi madre, ese día graduado de abogado, me sentí muy bien... aunque luego, sin ninguna otra meta aparente, mi mundo se tornó muy oscuro.

-¡EDWARD! ¡Sal por favor, sé que estás dentro! ¡NECESITAMOS HABLAR!

-Edward tu novio te busca, está histérico.

Me quité los auriculares de alta frecuencia y dejé en el estante mi diario antiguo, anotaba en él muy pocas veces, sólo cuando tenía recuerdos muy claros del pasado, como hoy, y en general todos estos días después de que me raptaron en Seattle.

¿Un momento?, ¿Jacob?

Salí muy rápido y me planté frente a mi lobo, estaba tan feliz de verlo, pero él parecía un perro rabioso-. ¿Qué rayos le pasó a tu voz?

-He pasado mucho tiempo en el agua, corriendo, gritando, todo por tu culpa, Edward, y ya es hora de que vayamos a algún lugar.

"me siento realmente impaciente"

Oí lo que pensaba y se bajaron todas mis defensas.

-Pero Jake deberías mejorar de tu mano, no podríamos defendernos correctamente...

-Al diablo con mi mano, deja de tener tantos cuidados conmigo, mira, ya está perfecta, he mantenido la venda sólo por Billy... ¿Vamos a saltar del acantilado? ¿Tú puedes alimentarte de la sangre de los peces?

-¿Qué? o sea... ¡¿QUÉ?!

-Es que si es una cita lo normal sería comer algo y pencé en comer peces juntos -su cara sin que él lo notara se puso roja y sus cejas se unieron aparentando hacer mala cara. Joder, es tan tonto.

InalcanzableDonde viven las historias. Descúbrelo ahora