La diosa luna está loca ¡Loca!
No sólo le dio una difícil pareja a mi hermano mayor y lo convirtió en un Luno, no le bastó tampoco con mi mejor amiga. Ahora resulta que quiere hacerme sufrir a mi también.
Pues no elegimos quien va a ser nuestra otr...
Entro a la hermosa y vintage habitación con cama matrimonial y una ventana con balcón, dejó mi maleta a un lado y entro al baño para liberar mi vejiga, lavo mis manos y salgo para encontrar al rubio sentado en la cama mirando por la ventana. Se siente un poco de incomodidad en el aire y esa mismame hace querer tirarme por esa ventana.
- Molesto - afirmó mirándolo sin moverme del marco de la puerta.
- Hiciste que se sintiera mal - habla con voz fría.
- No fui solo yo, tus padres apoyaron esto. A veces en serio, te quiero golpear - digo acercándole a el, me posicionó frente a su vista - Yo no he hecho nada de todas formas y estoy cansada de tus mierdas conmigo. Quieres quedarte con ella, pues hazlo pero a mi ya no me jodas - le digo con dolor y enojo. El paso su mano por si cabello desordenando este y resopla con frustración.
- Como si fuera tan fácil. No nos conocemos, no siento esa conexión fuerte entre ambos pero mi estúpido lobo sí y esa mierda de rechazarte seria fuertemente doloroso para los dos y no soy tan cabrón. Y ella es solo mi amiga - cada palabra me golpea duramente.
Este se levanta quedando cerca de mi, nuestros pechos con pocas distancias. Sonrió con Ironía
- Veo que la edad si importa, por que parece que los niños no saben que hacer con sus sentimientos, sus lobos no se desarrollan bien y se vuelven tan volátiles y miedosos. Para mi mala suerte a mi me tocó un Imbécil adolescente - digo con rabia, mi loba empieza a desesperarse y al parecer el de él está igual.
Me agarra de los brazos apretando su agarré sin llegar a ser tan brusco, su respiración es errática mientras lucha por el control de su cuerpo, su lobo quiere tomar posesión de este y salir. Sus ojos están amarillo, sus colmillo salieron afuera rozando sus labios, cara se torna con rasgos más definidos
- Vez de que hablo, no puedes contro - pauso sintiéndome mareada - Larlo
Al soltarme algo cambia en su rostro poniendo nerviosa.
- Duele - susurra de la nada separándose de mi, mientras agarra su pecho.
Mis alerta se enciende al verlo apoyarse en la pared para empezar a caer hasta estar en el piso, me agachó junto a él aún mareada y le tomo del rostro a lo que el responde agarrando mis muñecas sin mirar mis ojos.
- Duele - repite gruñendo.
- Eros tranquilo llamare a tus padres - digo para tratar de salir de la habitación pero él no me deja, mantiene mis muñecas agarradas - Eros tengo que buscar ayuda. No se que hacer - susurro con desesperación.
De alguna forma consigue mover mi cuerpo a su regazo, separando mis piernas a cada lado de su cuerpo para tenerme sentada sobre él, sintiendo más fuerte el calor del otro.
Causando estragos en mi cuerpo y loba, me mantengo encima sin moverme. En cambio esté toma mi rostro y lo acerca al suyo para posar sus labios en los míos en un tembloroso toque que me desarma, mi cabeza empieza a girar con más fuerza y me siento de la nada débil pero aún así no me separó.
No mueve sus labios, solo se queda presionando nuestras bocas, hasta que decido ser yo la que mueva los labios comenzando con el beso. Ladeó mi rostro para tener mas acceso a su boca que me recibe con gusto, mientras se acelera más su respiración y la mía. Un extraño dolor se instala en mi pecho de la nada que me hace jadear sin despegar nuestras bocas o cuerpos, todo tiembla a nuestro alrededor y la presión en mi cabeza se empieza a poner más fuerte, sin embargo sentimos la necesidad de estar más juntos de buscar nuestro calor moviendo nuestra manos por el cuerpo del otro.
Mi camisa se va una vez que logra controlar su temblor, separando nuestros labios para ir a mi cuello y torturarlo con pequeños mordiscos y besos. Todo se vuelve más borroso y el dolor del pecho me consume hasta que siente fuertes pinchazos en todo mi anatomía. Eros se separa de mi cuello y grita de dolor
- Ah ¡Maldición! - gruñe cerrando sus lindos ojos - No se porque pero Necesito marcarte - jadeo al escuchar aquello.
- No creo que sea lo mejor. Nuestro vínculo se fortalecerá y si no estamos seguro sera peor - digo con mucha pesadez arrastrando las palabras.
- Mi lobo dice que así se terminara todo - me agarra los costados de mi rostro y une nuestras frentes - se que no te he dado las razones pero confía en mi - pide mirandome intensamente.
Unos toques en la puerta se oyen seguido de las voces de Minerva y Gemma detrás preocupadas.
- ¿Chicos están bien?- pregunta Gemma
- Pidan la llave - grita con dificultad Eros. No se porque pero mi cuerpo pide más y así le doy
Me muevo encima de su caderas pegando nuestros sexos, Eros me mira con aquellos ojos amarillos potentes que roban mi aliento y ancla sus manos en mi caderas para detenerla, su mandíbula se aprieta y muestra sus dientes en clara orden de que si sigo me tomara ahí.
- Tranquilos ya vamos - dice Minerva para escuchar sus pasos alejandose.
- Lydia, esto es mucho. Dejame marcarte - vuelve a pedir. Puedo ver su dolor, lo puedo sentir y ni siquiera se porque lo sentimos fuerte y tan de repente.
- Ok - asiento insegura para ladear mi cabeza y poder exponer mi cuello.
- Tratare de que no duela - susurra.
- Solo hazlo rápido - digo con la mandíbula apretada.
Su rostro se acerca a esa zona, siento su aliento y sus labios muy cerca. Este besa mi piel mojada por el leve sudor, mi cuerpo tiembla al sentir el toque ahí, justo cuando siento que él deja de luchar y su lobo toma el control para que me marque.
Me quejo al sentir sus colmillos perforar mi piel, todo se estremece, el dolor se extiende por todo mi anatomía hasta llegar a mi cabeza presionando está. Mi fuerza se tambalea, hasta desaparecer y me dejo caer en un lago de liberación y tranquilidad, siento alivio y una alma llena cuando saca los colmillo dejando mi piel herida pero con el poder la unión. Caigo a un lado de él acostada mirando al techo que se encuentra borroso
El chico se sacude a mí lado gruñendo hasta tambien caer a mi lado en el piso, miro con dificultad la puerta que es abierta y el grito de la rubia es lo último que escucho y siento...
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