Capítulo XXVIII: ‹ Pésimo Actor. ›

137 34 3
                                    


«Siento como que algo me falta , cada vez que te vas.»

| Melanie Martinez • ♪ •Cake |

| Melanie Martinez • ♪ •Cake |

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


–Es tardísimo. –

–Ni lo menciones. –

La cabellera húmeda por una ducha express, con el pantalón de un día anterior, y una camisa visiblemente más chica a la que su talla requería, blandia el viento matutino en la orilla de la calle.

Miró unos centímetros abajo, y vio los suaves rizos un poco más secos, con una ropa a su medida, y una caja con cuadros, ondular el ambiente.

–Fue mi culpa, Sho. –

–No hables como si me hubieras violado y embarazado, Izu. –

El menor se sonrojo, y bajó la mirada, sonriendo.

Esa sonrisa tan delicada y sencilla, hacía que se le alborotara la presión cardíaca. Lo llevaba al borde del pre infarto más soñado de su existencia.

Una muerte que aceptaría gustoso.

–Aparte, ese foro ni siquiera es tan importante. Todo lo que el Secretario mencionara se encuentra en el Estatuto, y no es como que yo no lo haya leído antes. Lo tengo en físico en mi cuarto. –

Los ojos esmeralda destellaron con fuerza.

Obsesa admiración al brillo del chico que se dedicaba por amor, a capturar los colores de los demás.

–Eres increíble, Sho. –

–Increíble sería que encontráramos un taxi. –

–¿cómo ese? –

Un transporte se paró frente a ellos, y ambos lo abordaron deprisa.

El chofer se veía algo tristón, pero era eso, o esperar a que la suerte los bendijera con otro carro.

–¿A dónde, jóvenes?–

–Auditorio principal de la UA. Si se pudiera, con alta prioridad.–

El chofer asintió y aceleró el vehículo, mientras Izu miraba con detenimiento su teléfono, y hacía una mueca en su rostro.

–¿Pasa algo? –

–No. Sólo, hay algo que debo arreglar. –

El menor guardó su teléfono en el bolsillo de su pantalón, y le sonrió de manera vibrante, divina. Como nunca antes había visto una sonrisa, llenando de vida el camino gris depresivo.

Sintió la creciente necesidad de besar sus belfos, de decirle cuanto lo quería, cuanto amaba su persona.

Hasta que sintió su cuerpo rebotar contra el asiento de al frente, y escuchó los vidrios romperse, con la puerta chocando contra sus cosillas, junto con un peso cayendo sobre él

Efímero Reflejo | Tododeku |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora