Un pequeño cambio, unos ojos cordiales, un corazón roto.
Cuando el sufrimiento y las malas decisiones sobrepasan la cordura, nuestra mente intenta aliviar el dolor, solucionando todo de un tajo.
Shōto e Izuku deberán cargar con la situación, y decid...
«Ahora que por fin estoy junto a esa voz que conozco desde hace tanto tiempo, no sé cómo empezar a hablar» | RADWIMPS• ♪ •Zen Zen Zense |
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4:58, los rayos de sol habían bajado considerablemente. Los jueces se encontraban ya terminando de mirar el último stand de la facultad de Ciencias de la salud, mientras Aizawa bostezaba sin ninguna pena.
El momento había llegado. Se sentía tan irreal, que tenía ganas de llorar.
En el festival del primer año, se había tenido que ausentar por la primera intervención quirúrgica de sustitución de riñón a la que se había tenido que sostener su madre.
Ahora, en se segundo año, sentía que los nervios le carcomian. Ni siquiera había podido anudarse la corbata de manera correcta de tanto que le temblaban las manos, y el haber cambiado de cuadro tan apresuradamente había despeinados sus muy bonitos rulos. Traía unos pasadores en un intento de arreglar su imagen, pero ya no tenía solución.
En su grupo, estaban acomodados por orden alfabético de apellidos. Eso lo dejaba exactamente a mitad del recorrido. Y su carrera y especialidad abrían la exposición de la Facultad de Artes, probablemente la favorita del público en general.
Inspiró y expiró el aire lentamente dentro de sus pulmones.
Tenía todo su guión preparado, lo que acotaría, lo que mencionaría... Para la pintura que ahora se encontraba debajo de su mesa, la que se supone presentaría.
No para el apócrifo arte que estaba sobre el caballete, tapado con una cortina de terciopelo rojo hecha a medida para el caballete.
–Tranquilízate Izuku, nada va a pasar. Es como cualquier exposición de arte, y Yagui estará aquí para apoyarte.–
Le gustaba lo positiva que podía llegar a ser la voz dentro de su cabeza, pero en esos momentos, cualquier intento de tranquilidad se esfumaba más rápido de lo que llegaba.
Miró a su derecha, donde de manera descendente continuaban los puestos.
Una cabellera castaña se distinguía a dos puestos de distancia, con las ojeras ya más disimuladas con maquillaje, los labios rojos brillantes y el cabello flotando de manera pícara.
Ella también develaría un gran secreto frente al mundo. Por fin, después de dudas y noches de heladas lágrimas, su amiga le declararía su amor a Tenya, de la manera en que cualquier artista lo hacía: dedicándole una pieza. En éste caso, una pintura original.
Bajó con vergüenza la mirada, al notar que él estaba haciendo prácticamente lo mismo. Sin embargo, a veces se es muy cobarde para afrontar la realidad.
