Un pequeño cambio, unos ojos cordiales, un corazón roto.
Cuando el sufrimiento y las malas decisiones sobrepasan la cordura, nuestra mente intenta aliviar el dolor, solucionando todo de un tajo.
Shōto e Izuku deberán cargar con la situación, y decid...
«Agitado, pienso que las mentiras que te creí, no las quiero olvidar»
| the GazettE• ♪ •Shiver |
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Pasaron 5 tortuosas cuadras antes de que perdiera de vista a la voluptuosa enfermera.
No sabía que quería, y aunque en OFA le había enseñado "Atención al Cliente",la verdad es que no se encontraba en ánimos de ser amable.
La ola de acontecimientos le asfixiaba de modo total.
Llegó a una bifurcada, donde corrió en la dirección menos transitada, hasta que se encontró en una calle solitaria, y se dejó caer con brusquedad sobre una banqueta.
En su mente, todas las imágenes de lo que había vivido pasaban como un sueño. Y deseaba con horrores que lo fuera.
Izuku sonriendo frente a una tienda de mascotas; Izuku bailando al son de Loser de Kenshi Yonezu; Izuku, sentado frente a él, con las mejillas sonrojadas; Izuku, hablándole de los distintos colores que llenaban el universo.
Gruesas gotas saladas comenzaron a deslizarse por las mejillas pálidas del bicolor, deseando con fuerza olvidarlo todo.
Las esmeraldas brillando cada que hablaban sobre cualquier cosa; las pecas que delineaban todo el delicado cuerpo; sus labios, parecidos a frutos rojos, llenos de pecaminosa ansiedad; los rulos que se mecían de forma suave al son de la brisa veraniega.
Sentía su cabeza estallar, sus ojos estaban empezando a arder de la irritabilidad ocular, su corazón se sentía como una roca que pesaba en su pecho.
Sus labios, besándose, creando caos entre las constelaciones, formando nuevas rimas y melodías. Sus cuerpos, unidos, formando nuevas expresiones artísticas, mostrándose amor de formas tan antiguas como la esencia misma de la humanidad.
¿Por qué Izuku le habría mentido? ¿Acaso no sentía todo lo que le decía, en las tardes sinuosas que vivieron juntos? ¿Para él no significaba nada lo que pasaron juntos?
¿No fue lo suficientemente bueno, ni siquiera para él?
Ahí, viendo a los carros pasar a altas velocidad, y con las heridas ardiendo cada vez más, sentía su corazón resquebrajarse en múltiples pedazo, con la última esencia de su estabilidad desapareciendo.
Se puso de pie, y con las piernas tambaleantes regresó a su cuarto. Tardó lo que sintió horas para volver a su puerta, que tenía días sin ver, y recordó que las llaves las traía en el bolsillo de su pantalón, el que había usado en la boda de Fuyumi. Miró la ropa que llevaba puesta, y los recuerdos le pegaron de nuevo hasta la raíz.
