CAPITULO 4- Un sueño es difícil de realizar

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El trinar incesante de una alarma lo despertó. Abrió sus ojos con pesadez e intentó privarse del sonido colocándose una almohada sobre su cabeza, no funcionó. Sin dejar de emitir quejidos protestantes se acercó a la mesilla donde estaba el aparato que funcionaba con interruptor, por lo que detuvo el ruido en un click. Estiró su cuerpo de todas las maneras posibles que conoce, cuando recaudó toda la energía obtenida durante su letardo se impulsó para incorporarse y tallar sus ojos.

- Demonios, me morí por unas horas... ¿Quién me puso una alarma? -Confirmó que no se hubiese quedado dormido el primer día de escuela, no, aún le faltaba un mes para volver al colegio.- Tsk, esta basura se averió... -Arrojó el reloj al suelo y se volvió a envolver en sus calentitas cobijas, era invierno por todos los cielos, y si no es navidad no le interesa levantarse ¡Para nada! Es un buen hijo ¿Qué les cuesta dejarlo descansar aunque sea un día entero luego del agotamiento mental que sufrió recientemente? Y faltando 12 días para navidad.-

No durmió realmente, solo estuvo en reposo acariciando su felpuda colcha y aspirando su propio aroma, su aroma a vainilla, decía Yuki.

La preciosa flor que usan las damas para dejar sus pieles tersas.
El sabor de su helado favorito que tanto le gusta.
El condimento que le da una exquisíta textura al famblea-...

- ¡AAAAAAAHHHH! ¡NO, NO, NO, NO, NO! (Tranquilo amigo, no estás buscando cualquier excusa para pensar en él, respira, es normal después de todo, se supone que los destinados tienen aromas-... ¿Cómo lo dijo mamá? ¿Coexistentes?) ¡Menuda pavada! ¿Ah? -Se volvió a fijar en la fecha de su parpadeante contador del tiempo, entrecerró sus ojos, pensando. Procesó lo que maldijo hace rato. Esos fatídicos días...- Miérco-... ¡MIÉRCOLES! -Saltó de la cama para ir al baño, cerró la puerta de azotón, volvió a salir y recogió el reloj del suelo para sacudirlo en espera de que los números se reacomodaran, mas no tuvo éxito. El primer dígito parecía una L, el segundo era un 0, no podían ser 0 en la mañana a menos que fuesen las 10, pero los puntos parecían comas y contínua estaba una línea en el top terminando como una t acostada. De nuevo botó el cachivache para mejor buscar su teléfono, vio la hora al fin, eran las 12:08. -

Lo que sonó no fue una alarma, era el indicador de cada 4 horas que su madre tenía en todos los relojes de la casa por sus manías inglesas.

-Sacrocielo, sacrocielo, sacrocielo. - Pasó corriendo a un lado de sus hermanas luego de bajar las escaleras a gran velocidad. -

- ¡Mama! ¡El tarado despertó!

- Yuki, no insultes a tu hermano.

- Pero mamá, admite que concuerdas esta vez. -Kaiko Señaló al chico que había bajado con su camisa a medio poner y buscaba desesperadamente una taza como si la existencia del helado dependiese de ello. -

- Kaito ¿Qué te pasa? - Cuestiona su madre. -

- Acabo de despertar, no medí mi tiempo.

- ¿Vas tarde?

- Algo, la estancia está en el centro, llego en 15 en auto pero a pie y sin poder andar por las carreteras me tomará hora y media, ya son las 12:40, desperté a las malditas 12 pero intentando asearme de cuerpo completo en la ducha casi muero ahogado, gracias por no notarlo, menos mal no quedé ahí, Natura los libre de explicar una muerte tan idiota. -Se servía con apuro una taza de avena. -

- Bueno, bueno hijo, llegarás bien de todos modos.

- Más si mueves tu trasero a toda velocidad. -Se burló su versión femenina. -

✨Once upon a dream, my dear✨|KaiLen| •Omegaverse•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora