Ahora varias emociones rondaban por mi cabeza, convirtiéndose en emociones que dominaron mi cuerpo. Sé que no era posible, pero en ese momento mi nariz expulsaba humo, mis puños se apretaron haciendo que los nudillos se vistieran totalmente de blanco. Con la sangre bien fría y sin compasión existente comencé a golpear sin piedad a aquel cabrón sin sentimientos, y no, no era yo.
-Aprenderás a no meterte con lo que es mío.- Repetían mis labios mientras le golpeaba sin control, volviéndome el animal que soy.
Cada puñetazo resonaba en su interior prácticamente hueco, cada patada provocaba un golpe de satisfacción, desaté mi furia contra aquel cuerpo sin vida alguna tirado en el suelo y sangrando por partes inimaginables.
Volví mi mirada ojiverde hacia atrás para ver a Kim apoyada en la pared. Sus labios estaban entre abiertos y muy secos, sus párpados dilatados, pálida e inconsciente. Me acerqué a ella y agarré su mentón divisando como el sudor frío recorría su frente.
-Mierda.- Esbocé para después cogerla al estilo nupcial dejando su pequeño cuerpo caer sobre mis tatuados brazos, me hice paso entre todos y conseguí llevarla al auto rápidamente para posarla en los asientos traseros.
Era hermosa, y débil; necesitaba protección y amor, y yo no era el indicado para dárselo. Pero lo que sentí en el momento en el que la vi tirada en el suelo nunca podré explicarlo con palabras. No sabía que me estaba pasando... Tenía sentimientos cruzados y hechos una bola y parecía que nunca fuera a deshacerlos.
-Sólo traes jodidos problemas, nena.-Musité y subí al auto. Conducí rápidamente por las frías y solitarias calles de Londres. No podía llevarla al almacén, no era favorable que aspirara más droga, alcohol y humo, tampoco a su casa... Solo había una solución, llevarla a mi casa. Y eso hice.
-Allan,a mi casa, ya.- Ordené al otro lado de la línea.
-Pero.. Harry..-
-Allan, lleva tu sucio trasero a mi casa antes de que te vuele la cabeza.- No aumenté el tono de voz, pero mi mandíbula se apretó levemente.
-Está bien.- Dijo tras un leve suspiro y colgó. Tiré el móvil al asiento de al lado con rabia y apreté el volante convirtiendo mis nudillos en blanco de nuevo.
Varios quejidos me interrumpieron haciendo que me girara para ver a Kim moviéndose levemente.
-N-no...- Susurró con un hilo de voz. Golpeé levemente el volante apretando mi mandíbula. Al fin y al cabo no se por qué tendría que estar salvándole la vida en ese mismo momento, total, ella era una niñata mimada, sobrina de mi peor enemigo. Una chica que simplemente no sabía en lo que se basaba la vida, no sabía lo jodida que era y se metía en problemas continuamente. Por una vez en mi vida, no sabía que hacer, y aunque tampoco lo reconociera, tampoco sabía que sentir al respecto.
Llegué a mi casa, aparqué rápido y bajé a paso ligero para coger a Kim en mis brazos, dí una leve patada a la puerta de mi Audi negro provocando que esta se cerrara y me comencé a aproximar a la puerta de mi casa, donde esperaba que, por su bien, Allan se encontrara allí.
Y efectivamente, lo divisé sentado en el escalón dando leves y seguidos golpes al suelo con su pie nervioso, al verme se levantó y se colocó detrás de mi mirando horrorizado a Kim.
-¡¿Qué ha ocurrido, qué ha pasado?!- Preguntó nervioso al borde de la hiperventilación.
Respiré profundo. -Vas ha cerrar tu puta boca hasta que yo te dé permiso para abrirla, ¿Entendiste?- Acabé con el tono de voz aumentado y apretando mis puños, dí una leve patada a la puerta de forma que esta se abrió y pasé subiendo directamente a la habitación para dejar a Kim sobre la colcha blanca que cubría mi cama alejándome.

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beautiful mistake. » h.s
Fanfiction-Quiero escuchar mi nombre en tus gemidos, nena. +Joder, te odio. Te odio y te amo maldita sea.