Cuarto

421 47 9
                                    

Aria

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Aria

Existen situaciones las cuales eres capaz de entender, pero no de compartir.

Aquel es el pensamiento que pasa por mi cabeza en este preciso momento, mientras me transporto en medio de una gran multitud en dirección a la cancha de futbol.

El equipo está apunto de jugar un partido contra la escuela Lawler, y como ¨cultura¨ estudiantil para con la escuela, es obligación asistir y apoyar a nuestros compañeros. Algunos dan pasos felices, ansiosos por disfrutar del juego y otros simplemente cumplen con la obligación de asistir, yo hago parte del segundo grupo.

Subo en las gradas en busca de un asiento libre. Muchas personas se encuentran aquí y sinceramente no me agrada mucho estar entre el sudor de todos estos adolescentes. Me dejo caer en las gradas superiores y analizo el lugar, a mi lado derecho se encuentra un chico al cual podría llamar lindo, de cabellera oscura y rizada, a la izquierda una chica exageradamente delgada con una consola portátil en sus manos, ella estaba más interesada por el videojuego que por el que estaba a punto de comenzar.

Los jugadores empezaron a hacer presencia, nuestro equipo uniformado con el color azul y el contrincante en amarillo. Algunos suspiros se pudieron escuchar, pero la mejor de todas fue la chica que grito ¨¡Que sexis traseros!¨.

Pude identificar a Matthew meneando su cabello antes de colocarse el casco, a su lado Liam tan llamativo como siempre, con ese cabello tan claro y rubio que lo identifica entre todos en el equipo.

Saque mi celular y me coloque los auriculares mientras pasaba las canciones en el reproductor, buscando la más indicada para acompañar una lectura virtual que había empezado hace algunos días.

Una bella novela de romance sobre una chica enamorada de un actor, el cual siempre interpretaba personajes a los cuales ella llegaba a amar con todo su corazón. Por circunstancias del destino se le presenta la oportunidad de viajar al país donde reside dicho chico y en medio de un pequeño encuentro con este descubre que aquellos personajes dulces y simpáticos, no tienen alguna semejanza a él.

¡Me encanta!, logro llamar mi atención inmediatamente y actualmente me encuentro en el capítulo 21 de los 47 que conforman la novela.

Mi vista flaquea entre observar la pantalla y mirar hacia el partido. No tengo nada contra el futbol, en realidad suelo ver partidos con mi padre, pero tampoco es algo que me encante. Todo se desarrolla realmente, en el hecho de querer ganar aunque no sea yo la que esté jugando, ustedes me entienden, no puedo evitar sentir emoción cada vez que nuestro equipo hace una gran jugada.

Sostengo mi mirada sobre Liam, se ve realmente concentrado. El uniforme le sienta muy bien, resalta su trasero. Perdón, quise decir que resalta su piel.

Sus ojos se plasman sobre algún punto en específico del público y luego regresan a la cancha. Hace lo mismo algunas veces más y enarco una pequeña sonrisa, me recuerda a mí en este momento, debatiéndome entre observar traseros o leer la novela.

Miradas de chocolateDonde viven las historias. Descúbrelo ahora