20. NO TODO LO QUE BRILLA ES ORO

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Narrador: Sebastián
Era Lunes e iba llegando a la preparatoria (se llamaba Melchor Ocampo), estaba realmente triste por Alex, por más que le daba vueltas en mi cabeza, no lograba averiguar por qué de un momento a otro no quería estar cerca de mí. Al entrar al salón de clases, me di cuenta de que Alex aún no llegaba siendo que siempre es de los primero en estar en el salón, decidí caminar hacia mi lugar y sentarme, pocos minutos después llegaron Sabrina y Thomas, ellos también se quedaron en la puerta un momento, como que también se les hizo raro no ver a Alex, después entraron y se sentaron, yo seguía esperando a que llegara Alex, pero no llegó. Pocas horas después (en el primer receso) fui a hablar con Sabrina y Thomas para ver si sabían algo.

—¿Oigan, saben dónde está Alex? —pregunté.

—No sabemos dónde está pero nos está preocupando —respondió Sabrina.

—Sí, le hemos hablado pero no contesta —comentó Thomas.

—Yo también empiezo a preocuparme —dije.

—Yo digo que vayamos a su casa saliendo de la escuela —propuso Thomas.

—No lo sé, Alex puede seguir molesto conmigo —dijo Sabrina.

—¿Cómo que molesto? —pregunté de nuevo.

—Alex estropeó por accidente un plan que tenía Sabrina y ella se enojó con él y luego él se enojó con ella según Jake.

—¿Y ustedes le creen a Jake? Yo sinceramente no lo haría.

—Pues qué mal porque un equipo debe tener confianza y tampoco secretos —dijo Jake que justo iba llegando con los demás chicos del equipo.

En ese momento solo me quedé callado y miré hacia otro lado, era lo que solía hacer y también por eso me odiaba.

—¿Y de qué hablaban? —preguntó Jake interesado.

—De Alex y de por qué no vino hoy —respondió Thomas.

—Tal vez le dio gripe y tuvo que quedarse en casa, sea lo que sea, que Dios lo bendiga —dijo el mismo chico que ideó todo un plan para golpear a Alex varias semanas atrás.

—Espero que esté bien —agregó Sabrina.

—Claro que debe estar bien.

Entonces Jake sacó su teléfono y lo puso sobre el de Sabrina, en ese momento sonó la campana para entrar, Sabrina y Jake estaban tan apresurados que ninguno vio que habían tomado el teléfono equivocado pero decidí no decir nada. A la salida, esperé a Sabrina y a Thomas para ir a casa de Alex, cuando los vi salir me acerqué a ellos.

—¿Y están listos? —les pregunté.

—Listos —contestaron ambos.

Entonces salimos de ahí y comenzamos a caminar a casa de Alex.

—¿A dónde van? —escuchamos una voz conocida detrás de nosotros, en efecto, era Jake.

—Vamos... —interrumpí a Sabrina antes de que le dijera a Jake a donde íbamos.

—Vamos al centro por unos... elotes —dije.

—Sí, sí y de paso vamos a ver ropa en las tiendas de ropa —comentó Thomas.

—Bien, Sabrina me llamas por cualquier cosa.

—¡Claro! —respondió la castaña.

Cuando vimos que se dio la vuelta, nosotros también nos giramos.

The Stormlands: Todo MejoraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora