Capitulo treinta y tres:

5.1K 258 63
                                    

NOTA DE LA AUTORA:
Capítulo dedicado a @AbriCepada <3 Muchisimas gracias
por tu apoyo y tu interés hacia esta historia, perdona hacerte esperar c: 


DISFRUTEN EL CAPITULO: 

𝐓𝐑𝐈𝐀𝐍𝐀 𝐆. 𝐃𝐄𝐋 𝐀𝐋𝐕𝐀.
Por un tonto, ridículo y miserable momento creí que había una luz al final del túnel, pero luego la voz de esa reportera me regreso abruptamente a la realidad.

Fue una falta de respeto de mi parte salir huyendo así sin más, pero no quería que Thomas me siguiera viendo llorar.

Solo quería hundirme en mi cama, llorar, y deprimirme solitariamente.

Las puertas del ascensor se abrieron para darme paso. No me importaba tener que darle una explicación a Morelia, me limitaría a encerrarme en mi cuarto, como si fuera una adolecente.

—Muchas gracias por su concejo —escuche decir a Zanïa. Inspeccionando con la mirada, me sorprendió ver quien le hacía compañía.

—De nada. El té que me distes estaba fantástico, y las galletas aún más, tienes un gran talento, querida —respondió Aurora, con una amistosa sonrisa.

Pestañee sin entender la situación.

—¡Triana! —voceo Zan, al percatarse de mi presencia. Aurora se giró para verme, y me sonríe con emoción.

—¡Haz llegado! —exclamo, aun mas emocionada.

—Hola... —saludé, insegura —¿Qué hacen juntas? —añadí, realmente intrigada.

—La señora Aurora vino a buscarte, y como no estabas, y yo venía llegando, la invite a tomar té —explica Zan.

—Veo que la idea de Thomas termino mal... —agregó la mayor al verme, y sin avisar, se acercó a mí, abrazándome —te tengo una noticia Triana —musita a mi oído, como un gran secreto.

Tome mi distancia, y en mi cara, se dibujó una gran confusión, sorpresa, y curiosidad.

Tomando el mando de la situación, se terminó de despedir de Zanïa, que se mostró más segura de lo normal ¿Qué tramarían ellas?

Invite a Aurora para conversar en mi departamento.

Adiós idea de pasar mi tristeza con mi dulce cama.

Le invite un café a Aurora; y al servir la bebida caliente, nos sentamos ambas en los bancos que están en la isla de mi humilde cocina.

—Seré directa, Triana —fracturo el silencio, después de darle un sorbo a su taza de café —te he traído una propuesta, que te interesara muchísimo —sus ojos brillaron con entusiasmo, mientras me entregaba un sobre.

☕☕☕

Mi respiración se agito drásticamente, y la tristeza se vio opacada por la euforia.

—¿Qué dices? ¿Lo intentaras? —pregunta Aurora —será difícil, y tendrás competencia, pero si tuviera que apostar, nadie podrá contra ti.

—Si quiero... —respondo sin durar.

—Esa es la actitud, Triana —me felicita.

Mis ojos se volvieron a cristalizar, pero de felicidad: —Aurora... ¿Por qué me ayudas? —inquirí, deseando saber de dónde necio tanto apoyo por parte de ella.

—Porque me recuerdas a mí misma cundo tenia tu edad. A diferencia de Thomas, yo nací en un cuna de paja, mi familia era muy pobre —su sonrisa se debilito —trabajé desde los 17 años de secretaria, y lo seguí haciendo hasta los 23 años más o menos, después de eso me case con mi marido, y deje que él me terminara de pagar la carrera —recordó algo que le dio risa, porque soltó una ligera carcajada —mi suegra me odiaba, creía que me había casado con su hijo solo por su dinero...

¿𝙐𝙣 𝙘𝙖𝙛é? 𝑷𝒂𝒓𝒂 𝒅𝒐𝒔.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora