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—¡Luke! 

—¿Qué? —respondí molesto. Mi grito salió un poco difuso por tener las manos sobre mi rostro.

Lo juro. Juro por dios que si mi mamá me está llamando para cambiar mi opinión en que si tengo que ir, la mato. 

Técnicamente. Nunca sería capaz de matar a mi propia madre. Ni aunque esté más que loco. 

No hubo respuesta, pero por otra parte, la puerta se abrió violentamente chocando contra la pared. 

Me senté asustado y sobresaltado; el sonido había hecho que mi corazón latiera más que rápido. 

Bajo el marco de la puerta, estaba Parker. Y por la expresión en su rostro, no estaba muy feliz que digamos. 

Y creo saber por qué. 

Fruncí el ceño, fingiendo no saber. —¿Qué te pasa? —bajé las piernas del colchón, apoyandolas en el suelo. 

—No vengas con "qué te pasa" —cerró la puerta detrás de él y se apoyó en ella, con sus brazos cruzados sobre el pecho. Sus ojos cafés me observaban fijamente. Si tuvieramos superpoderes, estoy seguro de que, en donde están mis ojos, habrían dos hoyos negros o, mi cabeza sería cenizas. Sus ojos prácticamente lanzaban fuego. 

Por el tono de su voz podías saber que estaba claramente molesto, enojado. 

Suspiré y me acosté con los brazos estirados. —¿Es por la chica? 

Parker rio amargamente. —Tiene nombre. 

—No entiendo por qué te interesa tanto que la trate mal o si la trato bien. Es mi problema como yo trato a las personas y eso no debería de importarte. A mi ni me importó cuando tratabas como la mierda a ese Tyler —cerré los ojos, esperando que su regaño llegara. 

—Son situaciones diferentes. Me importa porque tu nunca antes habías tratado a alguien así. Ni siquiera a alguien que te caía mal. A nadie. ¿Qué te pasa? ¿Por qué Liz tenía los ojos llorosos cuando llegué? Es por eso que me demoré en subir. Estaba llorando como si se hubiera muerto alguien.... —se quedó por unos segundos en silencio. —Oh no me digas que Jack se murió. No, ¿en serio? Eso aclararía porque actuas como si una abeja te hubiera picado el trase-

Lo interrumpi estallando a carjacadas. —Parker. Nadie se murió y son cosas que no tienen importancia. Sabes que mi mamá es melodramática y sensible y llora por todo —dije las palabras con el corazón oprimido. 

Había una razón para que mi madre estuviera llorando, pero no quería decírsela. Quizás tenía importacia para ella, pero para mi no. Simplemente no le veía la importancia al asunto. No le veía la gran cosa. 

—¿Seguro? —murmuró. 

Habían veces en que odiaba a Parker. Nos conocíamos desde el jardín infantil y desde ese momento hemos sido amigos. Me conoce como la palma de su mano y yo lo conozco de la misma manera. Ambos sabemos cuando algo anda mal con el otro, aunque no se diga una sola palabra. 

El poder de los mejores amigos, ¿no?

Y a pesar de que algo andaba mal, no quiero decírselo. No quiero afligirlo con mis problemas como siempre lo hago. Siempre recurro a él cuando algo anda mal ya sea con mi familia o con otros asuntos y sé, que de vez en cuando, se aburre como cualquier persona normal lo haría. Se aburre de escucharme. Y aunque él si recurre a mi cuando hay problemas, no son tan recurrentes como los míos. 

Hay veces en que pienso que mi vida está escrita para que hayan puros problemas. No pudo ni pasar ni un mes tranquilo sin preocuparme de que tal cosa va a suceder y que esta otra cosa me va a arruinar la vida. 

Al escucharlo suspirar, me senté, usando mis manos como soporte y lo observé con una ceja arqueada. 

—¿Qué te pasa? —estaba en la misma posición que antes. Apoyado en la puerta. Solamente que esta vez, sus manos estaban detrás de su espalda. 

—Vine aquí para pedirte que te disculparas con Sydney. Ella quiere ser tu amiga y nada más. ¿Por qué se te es tan difícil aceptarla? Siempre has sido abierto con las personas. Eres el único que conozco que no le cae nadie mal y que siempre está dispuesto a tener más amigos. 

Rode los ojos, comenzando a sentirme molesto con la percepción que tenía sobre mi. 

Las personas cambian, ¿no? Es la ley de la vida. Si algo me gustaba hace un mes, puede que no me guste este mes. Ya no soy el mismo chico de hace un año y así será sucesivamente. Nunca seré la misma persona que el año anterior porque los sucesos de la vida te cambian. Cambian tu perspectiva, tu gusto sobre algo. Te cambia desde la cabeza hasta los pies pero a paso de tortuga, de esa forma ni tienes ni la menor idea de que has cambiado hasta que son las cuatro de la mañana y no puedes dormir y lo único que haces es mirar tu techo blanco (o si tienes esas estrellas o planetas fluorescentes, los miras) y tu mente se llena de pensamiento filosóficos y te das cuentas de muchas cosas. 

Cansado con el tema y guardando saliva porque sabía que Parker me va a molestar con el tema hasta que la acepte, le dije, —Hay algo en ella que no me gusta. Quizás es su amor por Bajo La Misma Estrella. Qué se yo. Solamente sé que hay algo que no me gusta y me puede agradar. No pienses que no he intentado aceptarla.

—No me mientas Hemmings —me apuntó con su dedo índice. —Te conozco y sé que no lo has intentado.

Estaba cagado, ¿no? Con Parker Crawford siempre lo estaba. 

the fault in our starsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora