viii

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—¡Luke! —mi padre golpeó la mesa con la palma de su mano y me apuntó con el dedo índice de la otra. —No voy a dejar que... —el sonido del timbre resonó por la casa, interrumpiendolo. 

Me fulminó con la mirada. —No te vayas a tu habitación. Esta conversación aún no termina —puse los ojos en blanco cuando me dio su espalda al ir a ver quien estaba en al puerta. 

Me crucé de brazos y esperé a que volviera para así "teminar con esta conversación." 

No entiendo por qué mis padres le ponen tanto empeño en cambiar mi opinión cuando saben perfectamente que no voy a hacerlo. 

Escuché unos murmullos, la puerta cerrarse y luego unos pasos caminando hacia la cocina. Venía alguien más con mi padre. 

Y esa era Sydney. 

—Luke, no me dijiste que venía una amiga... —frunció el ceño. 

Suspiré y me levanté del asiento, apoyando mis manos en la mesa como soporte. —Eso te iba a decir antes de que me dieras el discurso —caminé hacia ellos. —Papá Sydney, Sydney papá —los presenté a la ligera, de seguro ya sabían quien era quien cuando se vieron en la puerta. —Vamos a hacer un trabajo en el living —sin esperarla, salí de la cocina, dirigiendome hacia el living. 

Podía escuchar los pasos de Sydney detrás de mi. —¿No me vas a saludar? —preguntó.

Giré sobre mis talones y forcé una sonrisa. —Hola —volví a girar sobre mis talones para poder despejar la mesa. Los adornos eran de vidrio o porcelana, ya lo olvidé. Aunque hay una gran diferencia entre porcelana y vidrio.

Las coloqué en un sitio seguro. Si se caían y se rompían, mi mamá me iba a matar. 

—Siéntate donde quieras, voy a ir a buscar mis cosas —le dije sin mirarla al rostro. 

Tardé unos minutos en subir a mi habitación, coger la computadora y el cargador.

Las coloqué en la mesa, en el asiento al lado izquierdo donde Sydney se había sentado. 

—¿Quieres algo para tomar, comer? No sé, ¿algo? —pregunté, guardando mis manos en los bolsillos del pantalón. 

Sydney rio. —¿Me estás ofreciendo comida?

Puse los ojos en blanco. —Tengo buenos modales. Me educaron bien.

—Pero eres un imbécil. Y quiero agua —asentí y antes de entrar a la cocina, escuché como decía un por favor

Saqué dos botellas del refrigerador y me senté. Le entregé la botella y encendí el computador. 

—Gracias —murmuró, abriendola para darle un sorbo. 

—¿Qué libro vamos a hacer? —le pregunté mientras el computador se encendía.

El profesor nos había dado el trabajo de hacer un ensayo en pareja sobre el libro que quisieramos. Era un trabajo fácil, entre todos los que habíamos tenido en el año. 

Pero el profesor nos había cagado en el punto en que escogió las parejas por la lista. Y claramente, Sydney estaba después que yo. 

—¿Bajo la Mis- 

La interrumpí antes de que terminara la frase. —Por el amor de dios, ¿no te cansas del libro? Cualquiera menos ese —dije irritado.

Estoy seguro de que no sería la única persona que estaría irritado en mi situación. Es irritante la forma en que Sydney solamente piensa en Bajo la Misma Estrella. Hay muchisimos libros aparte de ese. Además, John ha escrito más libro que Bajo la Misma Estrella. que fue el último que escribió. Está Buscando a Alaska, El Teorema de Katherine, Will Grayson Will Grayson y Ciudades de Papel para que solamente esté obsesionada con un libro de él. 

De reojo pude ver como ponía los ojos en blanco. —Entonces ¿qué sugieres? —apoyó el codo en la mesa y al mismo tiempo, su mejilla en su mano. 

—¿Lolita? —dije el primer libro que se cruzó por mi mente. —Es de... —me mordí el labio. El nombre era complicado como para recordarlo. 

Como el computador ya estaba encendido, abrí Google Chrome para buscar el nombre. 

—Vladimir Nabokov —leí el nombre que entregaba Wikipedia.

—¿De que se trata? —en el tono de su voz se podía ver claramente que estaba intrigada. 

—Es la historia de la obsesión sexual de un hombre de mediana edad por su hijastra de 12 años —volví a leer lo que decía Wikipedia. 

La observé, atento a su reacción. Al igual que yo, había acercado su rostro a la pantalla pero al escuchar de que se trataba, la alejó, con su nariz arrugada. 

—¿No crees que es algo morboso? —preguntó, observandome como si estuviera loco. 

—Está clasificada como un clásico moderno —apunté la pantalla en donde decía exactamente eso. —También dice que... —moví mis ojos hasta encontrar las palabras que buscaba. Ya había leído este artículo en Wikipedia cuando encontré el libro en la estantería de mi mamá. —El libro contiene diferentes niveles de lectura, desde el relato romántico y erótico hasta el retrato de una sociedad autocomplaciente, así como temas de la moral y la pervención psicopatológica. 

—Pero eso no quita lo morboso —comentó, alejandose unos centímetros de mi. 

Puse los ojos en blanco. —Entonces elije otro libro —la observé, desafiandola. 

—¿Los Juegos del Hambre? —dijo, mordiendose el labio inferior.

Volví a poner los ojos en blanco. —No pudiste haber escogido un libro más moda —murmuré. 

—¡Luke! —chilló, enfadada. —¿Qué quieres que diga entonces? No leo mucho. 

—Lo puedo ver claramente —mi frase hizo que pusiera los ojos en blanco y que se cruzara de brazos. Yo tan solamente reí. —Si lo piensas, la mayoría va a escoger libros que claramente son "moda" —interpreté comillas con mis dedos. —O sea, literatura juvenil. Puede que escojan la trilogía de Maze Runner, Los Cazadores de Sombra, aunque tienen muchos libros; la trilogía de Divergente, Crepúsculo hasta incluso puede que escojan Bajo la Misma Estrella... No sé, siento que el ensayo tiene que ser un libro clásico como Lolita o alguno de Gabriel García Marquez o hasta incluso Cortazar. Podemos hasta incluso escoger uno de Paulo Coelho —me encogí de hombros. 

Observé a Sydney y reí. —Ciérrala. Te va a entrar una mosca —dije, apuntando su boca abierta con mi dedo índice. 

—¿Cómo sabes tanto de libros? —murmuró, incrédula. 

Volví a encogerme de hombros. —Me gusta leer —respondí simplemente. 

—¿Parker lo saber? —volví a preguntar con el mismo tono de voz.

No entendía porque se sorpendía tanto. No es una gran cosa que alguien le guste leer y sepa de libros. 

—Obviamente. Es mi mejor amigo, duh. 

Levanto sus manos como en señal de rendición. 

—¿Lolita entonces? —pregunté, abriendo el programa Word. 

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aleluya un capítulo en donde no pelean jiji. 

he querido leer lolita desde hace tiempo *emoji llorando*

the fault in our starsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora