Capítulo catorce: "El Suicida Y El Lobo"

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B E N

Intento mover mi cuerpo para agarrar impulso, pero es imposible por mi estado. Evito ver la cara de Millie la sucia. Siento que toca mis manos con sus asquerosos dedos. Mis pies colgados se mueven rápidamente. Siento como todo a mi alrededor se mueve.
Millie me observa maliciosamente. Quisiera quitarme sus dedos de encima, pero debido a mi estado no puedo.

—Lástima que no podré verte morir hoy—Millie se lamenta haciendo un puchero. Veo a varios chicos acercándose al borde. De inmediato sujetan mis brazos, dos personas en cada uno.
Siento como me elevo cada vez más. Una increíble sensación de alivio se apodera de mi cuerpo al sentir que mi espalda toca el frío y duro padimento del edificio. Y al ver el cielo, con los pequeños puntos brillosos llamados estrellas.

Pero la vista se me arruinó al ver la cara de Bill y Millie. Bill esta sonriendo mientras fumaba un cigarrillo y negaba con su cabeza.

—Pensé que podías hacerlo, Ben. Pero ya veo que nada más eres un retrasado más que quiere unirse al grupo para obtener fama—suelta el humo desde su boca hacia mi rostro.

—Te lo dije, es solo un perdedor—agrega Millie risueña.

En este momento es cuando quiero gritarles y decirles lo equivocados que están, decirles que soy más fuerte de lo que ellos piensan. Que no soy un debilucho que se rinde fácilmente ante situaciones peligrosas. Decirles que he robado, humillado e intentado matar a alguien. Que no somos tan diferentes al fin y al cabo.

Pero de nada me sirve desatar toda mi furia diciéndoles lo que hice, si nunca me creerán. Son el tipo de personas necias y tercas que siempre dicen tener la razón en todo. No creen en palabras sino en acciones.

Y si quiero pasar la prueba, necesito hacer bien las cosas. No importa si estoy drogado o muy débil, lo tengo que intentar.

Porque nunca me rindo, y mucho menos si alguien depende de eso.

—Dame otra oportunidad—lo miro a los ojos.

Bill se quita el cigarrillo de su boca y resopla algo sorprendido. Mira a Millie y luego me vuelve a ver risueño, como si lo que le dije era un broma algo extraña.

—¿Quieres morir?

—Dame solo una oportunidad. Y si me resbalo, todo se acaba—literalmente, todo se acabaría para mí.

Bill se queda pensando unos segundos y me mira extrañado. Luego vuelve a ver a Millie quién está riéndose.

—Hazlo, pero si mueres, no recogeremos tu cuerpo.

Trago fuerte y asiento lentamente.

Bill se levanta y escucho que dice«El suicida lo va hacer otra vez», seguido de gritos eufóricos y botellas de vidrio romperse. Al parecer el peligro es lo que más le emocionan a estas personas.

Ellos no piensan, no se preocupan por el mañana. Andan libres y en manada, son como lobos solitarios. Todos de alguna manera están relacionados con sus problemas. Es extraño ver a personas celebrar cuando saben que una persona está por cometer una estupidez y puede morir en el intento.

Llegó a la orilla. Evito ver más abajo, evito ver lo lejos que está la calle y lo cerca que está mi muerte. «Vamos Ben» «Tú puedes» «Si vas al infierno saludame a mi padre» «Espero que la pases bien en el cielo» «No te orines es en los pantalones»

15 SEGUNDOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora