Ash V: Obligaciones

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Capítulo V

«Pov Ash»

~Obligaciones~

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Aun después de llegar a ciudad Verde, no podía creer que me había atrevido a realizarle a Misty aquella proposición.

...

—Nada es gratis en esta vida, estimada amiga —le había dicho con una sonrisa, pero traté de demostrarle la seriedad del asunto.

—¿A qué te refieres? —preguntó desconfiada.

—Si aceptas, tienes que hacer algo por mí —le dije, y me acerqué mucho hacia su rostro, para soltarle el resto de lo que tenía en mente—. Tienes que pasar conmigo todo el tiempo que compartamos bajo el mismo techo. ¿Y bien? —pregunté al no ver respuesta en mi amiga, al parecer se había perdido en sus pensamientos. ¿Creerá que es una broma? Tenía que asegurarme que no lo creyera— Misty —dije haciendo mucho hincapié en su nombre, extendí mi mano hacia ella para que comprendiera que esto no era una broma y que iba enserio—, ¿aceptas?

—Claro —la respuesta tan de golpe, me sorprendió, pero ella tomó mi mano—, claro que sí Ash.

Realmente aquella respuesta me puso tan feliz, que aún tomado de su mano, me puse de pie y la ayudé a ella a pararse.

—¡Bien Misty! —dijo soltándome la mano— ¡Empecemos!

...

Decidí llevarla hacia el recinto en donde practico, en donde me ejercito cuando logro tener pequeños recesos en mi itinerario. La veía observar todo con miedo, quizás esperando que algún insecto brotara de los edificios abandonados. A mí me gustaba el lugar, estaba tan abandonado, que era imposible que alguien se asomara ni siquiera a husmear. Estacioné y la ayudé a entrar a mi lugar de entrenamiento.

— ¿Qué tal? —le pregunté tras iluminar todo el sitio.

—Estoy impresionada —comentó ingresando y observando todo a su paso—. ¿Y de quién es? —solo pude sonreír— Mentira...

—Ahora yo también tengo mi propio gimnasio, para humanos, pero gimnasio al fin y al cabo. No puedo tener una casa, ni nada por el estilo, así que cuando gané mi primera recompensa, decidí comprar este pequeño gimnasio, que antes rentaba Lance para mí.

—Vaya.

—¿Qué dices? —me paré frente a ella, cruzado de brazos— ¿Quieres ser entrenada por este hombre que casi fue un maestro Pokémon? —pregunté, haciendo un asentamiento con la cabeza para auto señalarme con el mentón, pero ella solo se rio de mí— ¿Qué?

—No soy un Pokémon, señor Ketchum —me gruñó entre risas.

—Lo sé —afirmé con la cabeza, ¿por qué tenía que recordarme que no era un Pokémon, sabía muy bien que era una mujer. ¡Rayos! Y hablando de rayos, tomé a mi compañero eléctrico para apagar mis pensamientos—. Pikachu y yo estamos listos para enseñarte todo lo que hemos aprendido, ¿te parece?

—Me gusta —dijo, pero se cruzó de brazos.

—¿Y ahora qué?

—¡Aun así quiero mi batalla Pokémon después de todo esto!

—Ah... —le guiñé el ojo con una media sonrisa— ¡Por supuesto!

...

Luego de practicar un poco de todo, llevé a Misty a un par de tiendas deportivas para comprar algo de ropa y que pudiéramos así, practicar de forma más cómoda y segura. Sus botines no son lo mejor para un octagonal de pelea.

Bajo el Mismo TechoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora