CAPITULO 1: UFF QUÉ CALOR

6.7K 196 11
                                    

Me sofocaban las paredes del departamento, ya no lo soportaba más, a veces quería salir de aquí, correr a algún lugar de mala muerte y pagarle a algún muchacho por sus servicios. Servicios sexuales.

Yo no quería un amante, sólo necesitaba sexo. Verdadero sexo. Vivía frustrada y a la vez con culpa. Mi esposo era una persona tranquila y amable, un poco mayor que yo, me consentía en todo… menos en lo que más anhelaba.

Me casé con él porque me deslumbró su porte de hombre de mundo, cuando pidió mi mano me sentí como la cenicienta del cuento. Yo sólo tenía a mi padre, él era un buen policía pero con muy limitados ingresos. Terminé el colegio pero la universidad era muy costosa, así que sólo me dediqué trabajar.

Y un día en que caminaba cansadísima por las calles de la ciudad, después de 5 agotadoras horas sirviendo café, conocí a Mike y por primera vez soñé con cosas tan lejanas. Me cortejó como todo un caballero y nos casamos a los 4 meses de conocernos.

Que ilusa fui al pensar que todo sería perfecto. Me vine a enterar en la noche de bodas que él tenía un pequeño problema.

Era impotente.

No había nada que lo ayudara. Y lo peor de todo era que apenas quería ver a un médico, decía que el matrimonio no se basaba en el sexo y que me amaba. Año tras año he venido repitiéndome eso, que el sexo no es importante pero en días calurosos como hoy en donde cada canal de la maldita televisión demuestran escenas eróticas me enfado más. Y no sé con quien sentirme más molesta, conmigo o con mi esposo. Si pedía el divorcio ¿que podría alegar?, ¿Insatisfacción? Qué frívola.

Mi vida era un asco.

Recordé entonces el día en que me enteré del pequeño problemita de mi esposo, la noche de bodas.

Después de la sencilla recepción y la pequeña reunión que organizamos tomamos un vuelo a Miami, nos registramos en un bonito hotel y llegó la noche. Esperaba ansiosa y con miedo, Mike se veía cansado, se dio un baño y se durmió, yo no pude cerrar los ojos. Esperé pacientemente a que fuera de madrugada, lo deje descansar varias horas, creí que si esperaba a que él estuviera descansado todo iría bien. Apenas se movió, lo abracé. Yo traía puesto un pequeño camisón blanco y con eso quería decirle que estaba dispuesta a que me iniciara en esos terrenos desconocidos. Mi esposo era un hombre maduro y de buen ver. Fuerte y grande eso me hacía pensar que tendría mucha pasión.

Bella, cariño ¿estás despierta?—preguntó cuando abrió los ojos, yo todavía mantenía mi lámpara encendía.

Si. No he podido dormir— dije abrazándolo más fuerte.

Me abrazó de igual forma pero a los segundos me di cuenta de que no trataba de hacer nada más. Así que decidí insinuarle que estaba lista. Lo envolví con una de mis piernas. A pesar de que ya nos habíamos besado muchas veces, ninguna llegó a ser pasional, nuestros besos eran muy tiernos.

Bella…— gruñó. Yo estaba en mi gloria, esperando por él.

Busqué sus labios y aunque su aliento no era tan agradable a esas horas no me importó. Seguí besándolo cada vez con más pasión. Él me apretó más a su cuerpo y logró que se me escaparan algunos gemidos.

Mike—susurré a su oído. Subió sobre mí y me agradó esa sensación de sentirme poseída, sentir todo su peso me estaba calentando muchísimo. Me humedecí, fue algo inesperado pero seguro sería parte de todo esto. Yo no era tan inocente había leído mucho los últimos días antes de la boda e incluso visto algunos videos en youtube: las escenas eróticas de las películas más taquilleras.

El Conserje -Terminado-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora