CAPITULO 9: QUÉ TAL BIENVENIDA

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Nos quedamos un par de días en la ciudad y luego Mike regresó a Jacksonville a trabajar. Yo me quedé a arreglar algunos papeles y a disponer de las cosas de aquella casa. Le hablé a Esme para tomarme unos días libres.

Pero me tomó más tiempo del que pensaba ya que Charlotte era coleccionista y acumuladora. Entre la vajilla, la platería, los muebles y las colecciones particulares me tomó toda la semana poder evaluar lo que había. Mike llegó el fin de semana para la lectura del testamento. Todo se lo había dejado a él, salvo a algunas cosas que eran para mí, cosas de familia, herencia que se debía pasar a la siguiente generación. Yo no era la indicada para eso.

—Bella, tengo que contarte algo— me dijo Mike y nos sentamos al regresar a su casa.

—He pedido vacaciones, un par de semanas. Vámonos de aquí, al lugar que quieras, una segunda luna de miel. Tengo folletos— me dijo sacando de su maletín muchos papeles que mostraban lugares paradisíacos  Si tan sólo hubiera hecho eso unos meses atrás. Tal vez nuestro matrimonio se hubiese salvado.

—Pero Mike yo también trabajo y estoy haciendo una revista. Me disculpé por esta semana pero el aniversario de la tienda será pronto y necesito acabar con mis pendientes.

—Fui a ver a tu jefa. Es una mujer muy agradable, le dije lo que había pasado y le expliqué que necesitábamos unas vacaciones. Está de acuerdo, me dijo que avanzará todo lo que pueda hasta que te reincorpores. Por cierto ¿Sabes quién estaba allí con ella? El conserje del edificio, ese chiquillo que arregla las cosas— me soltó de pronto. Casi me da un infarto. Mike había hablado con Esme de nuestras vacaciones ¿Delante de Edward? ¡Me quiero morir! Y yo no le había llamado, esperaba volver pronto y verlo.

—Mike, yo no quiero vacaciones— le dije apenas.

—También fui al médico, me hice un chequeo general. Estoy en tratamiento y tengo esto— me dijo mostrándome un frasco de pastillas que no me decía nada, tampoco le estaba prestando mucha atención que digamos, mi mente estaba centrada en Edward.

— ¿Qué es eso?— pregunté más por compromiso que por interés.

—Es Cialis no hace daño al corazón… es como el viagra— me dijo sonriendo.

—Lo siento. Ahora no puedo Mike, no… no quiero vacaciones…— dije casi a punto de llorar.

—Bella, amor, perdóname, no tengo tacto. Todavía estás triste por la muerte de mamá y yo proponiéndote cosas indebidas. Es que le prometí a ella que viviría al máximo, que aprovecharía cada día y que te haría feliz. No hay problema, posponemos las vacaciones para uno de estos meses— me abrazó. Al menos creía que mi tristeza era por su madre.

Antes de acostarnos decidí llamar a Edward, lo extrañaba demasiado.

— ¿Bella?— me contestó apenas timbré.

—Hola Edward— le dije apenas.

—No llamaste, he estado a punto de ir para allá— me dijo desesperado.

— ¡No!— casi grité. —Estoy bien— lo tranquilicé

— ¿Te irás con él?—preguntó. – ¿De… vacaciones?

— ¡No! Volveré mañana. Te extraño— le dije en susurros.

—Yo me estoy volviendo loco sin ti. Vuelve Bella, vuelve pronto mi vida—sus palabras me llenaron de tanta alegría.

—Nos vemos. Te quiero— le dije.

—Yo te amo, siempre— me dijo y colgué. Le plantearía a las cosas a Mike cuando regresáramos a Jacksonville. Antes debía conseguirme un departamento para poder mudarme en cuanto nos separemos.

El Conserje -Terminado-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora