CAPITULO 8: ALGUNAS COMPLICACIONES

3.9K 158 1
                                    

Desperté cuando sentí vibrar un teléfono. Lo primero que vi era una almohada dorada.

¿Dorada? Mi ropa de cama era Celeste. Me senté de inmediato, confundida, había tenido un sueño vívido, no de esos sosos a los que estaba acostumbrada en donde Edward… oh rayos, no había sido un sueño.

—Hola mi vida ¿te desperté?— esa sensual voz. Allí a mi lado estaba aquel hombre que me hacía delirar dormida y…ahora también despierta.

— ¿Edward?— dije sonriendo, sentí algo de frío, bajé mi vista y horror, estaba desnuda, la sábana apenas me cubría hasta las caderas. Volví a echarme en la cama y jalé la sábana para que me cubriera por completo. Sentí su risa cristalina.

—Ya te vi, llevo más de una hora mirándote dormir— dijo sensualmente. Mis mejillas otra vez se tiñeron de rojo.

—Buenos días— le dije asomándome para verlo, estaba muy cerca y también desnudo. – ¿Sentí un teléfono?— pregunté.

—Si, una inquilina quejándose de su ducha— me dio un beso en la frente.

— ¿Mallory?— pregunté.

—Si. Le dije que hoy era mi día libre. No va a morir por no bañarse— sonrió.

—No creo que su ducha esté mal, creo que lo que quiere es bañarse contigo— le dije dejando salir mi celos. Él se rió suavemente.

—Pues yo quiero bañarme con la mujer de mi vida— dijo quitándome la sábana y subiendo sobre mí. Al instante solté un gemido, sólo él hacía que mi cuerpo reaccionara así.

—No parece que quieras bañarte— dije entrecortadamente.

—Aún no— se inclinó y atrapó uno de mis senos, con la otra mano empezó a hurgar en mi interior. Sus dedos suaves entraron con facilidad ya que me humedecí pronto. Tenía dos dedos en mí, los más largos y sentía que los movía en círculos, buscando algo. Mi espalda se arqueaba y él aprovechaba para seguir lamiendo y succionando mi pecho. Despertar así cada día sería el paraíso. Entonces sentí que rozó algo que me hizo saltar, dejó mi parte superior libre y se dedicó por completo a masajear la zona sensible que había encontrado. Puso la otra mano en mis nalgas para evitar que me escapara ya que cada roce me hacía moverme descontroladamente. Siguió con su labor hasta que no pude más y me dejé ir.

Qué hombre, había logrado que me viniera sin penetración, bueno eso parecía no ser tan difícil ya que me excitaba sólo verlo pero fue intenso y delicioso.

— ¿Ahora si estás lista?— preguntó.

—Lista para lo que quieras— dije entre jadeos. Entró en mí con suavidad, se movía despacio, saboreando cada movimiento, me miraba a los ojos.

—Te quiero— me dijo besándome. Yo también lo quería, no se lo había dicho aún más por miedo, aunque sus últimas palabras antes de dormir me dieron confianza.

—Yo… también… te quiero— le dije antes de volver a gemir, al parecer oír eso de mis labios lo llenó de más ganas. Empezó a embestirme más rápido, levantó una de mis piernas hasta sus hombros, yo lo miraba absorta, su rostro se contraía de placer y me gustaba verlo así, sobre mí poseyéndome por completo, embistiéndome una y otra vez. No necesité mucho para llegar a un nuevo orgasmo, era fácil con él. Sentí que colapsaba y se dejó caer, lo recibí con los brazos abiertos, lo envolví con mi cuerpo. Su olor mezclado con nuestros fluidos era lo más erótico que había sentido. Al cabo de unos segundos se incorporó.

—Ahora sí necesitamos un baño— me dijo sonriendo. De pronto su sonrisa se congelo. Miró directamente al lado de mi hombro. Me asusté un poco y busqué lo que miraba. A mi lado había una pequeña mancha de sangre, seguramente por lo que pasó anoche.

El Conserje -Terminado-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora