CAPÍTULO 17: RESCÁTENME

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Edward caminaba desnudo hacia mí, no podía verle el rostro porque estaba a contraluz, el sol era muy fuerte. No necesitaba ver su hermosa faz para saber que era él, conocía a la perfección cada milímetro de su glorioso cuerpo.

— ¿Quieres nadar?— preguntó.

—Si me haces el amor voy contigo— le respondí mordiendo mis labios.

Es increíble como me encendía con sólo oírlo hablar. Cada célula de mi cuerpo me pedía a gritos tenerlo dentro de mí. Se inclinó a atenderme.

Su cuerpo mojado me estremeció. Arqueé mi espalda para acomodarme. Debajo de mí, la arena estaba tibia, el aire del mar entraba por mis fosas nasales, olía delicioso. Sobretodo cuando los labios de mi hombre tocaron los míos.

Suavemente desató un lado de mi bikini, sus dedos rozaban mi piel ardiente. El toque suave de sus manos me hacía gemir. Se acomodó mejor para dejar al descubierto su poderoso miembro y me atrapó contra él. Una de sus manos se deslizó detrás de mi cuello, pronto sentí sus quemantes labios en mi mandíbula. De inmediato mi ser respondió humedeciendo mis entrañas.

—Sabes tan bien— se preparó para incursionar en mi interior. Contuve la respiración y la solté de golpe cuando me vi totalmente invadida. Por unos segundos ninguno de nosotros se movió, dejamos que esta sensación de plenitud nos envolviera. Lo sentía palpitar, contenerse. Su respiración era lenta, la estaba controlando muy bien.

Su boca encontró la mía. Un beso suave que poco a poco se hizo intenso. El cuerpo de mi amante cobró vida, con movimiento suaves Edward me hacía suya. Con el hambre que le tenía respondí a los movimientos para que fueran más rápidos e intensos.

Cómo adoraba a este hombre que ahora se hundía cada vez más dentro de mí. Sentía su amor, su pasión. En cada palabra que susurraba, en cada caricia, beso o embestida. Estaba totalmente segura de amarlo y ser correspondida. El mar, el viento, el sol y todo lo que nos rodeaba participaba de esta unión. Se confabulaban con nosotros para poder tocar el cielo.

No me había dado cuenta que jadeaba sonoramente y no me importaba. Yo estaba gozando, dejando que mi alma exprese físicamente todo lo que sentía por dentro. La mano de Edward se aferró a la mía, era el momento de llegar a la cima, al punto más alto de nuestra desenfrenada pasión. Nos entrelazamos más aún, esperaba que el espasmo llegara en cualquier momento.

Pero algo se aferró a mi mano derecha. Alguien me tenía sujeta y con fuerza me alejó de Edward, de la playa, de todas las sensaciones que experimentaba. Empecé a escuchar la voz chillona de una mujer.

 

— ¡Levántate estúpida!— era Jessica.

Me tiró al suelo. Caí sobre mi espalda y me golpeé la cabeza. — ¿Estás soñando con lo que no puedes tener?— se burló de mí. Maldita zorra. Anoche Mike me encerró a empellones aquí y nunca supe a qué hora me quedé dormida. Creo que al amanecer. Y justamente se le ocurre llegar a ella cuando estaba soñando algo maravilloso.

— ¡Ay! Suéltame perra— grité en el momento que me tomó de los cabellos, logré darle una patada en la pierna. Me levanté de inmediato. No iba a hacerle las cosas fáciles.

—Nos vamos de aquí— me lanzó una muda de ropa.

— ¿Y si no quiero?— le dije desafiándola. No le tenía miedo. Lo único que sentía por ella era mucho rabia.

—Mira idiota, no me importa en lo más mínimo lo que tú quieras. Sólo te vamos a retener el tiempo suficiente para que ese tonto conserje se crea lo que le dijo Mike ayer. Después pudes irte— sonrió.

El Conserje -Terminado-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora