DOS

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Los vellos de mi nuca se erizaron al conectar con sus ojos, parecían más oscuros de lo que recordaba; las motas amarillas brillaban más que el verde en su mirada

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Los vellos de mi nuca se erizaron al conectar con sus ojos, parecían más oscuros de lo que recordaba; las motas amarillas brillaban más que el verde en su mirada.

—Estaba deseando encontrarte—El tono que usó me dijo que estaba en problemas. Además del aura que desprendía, cómo un depredador.

No fui capaz de hablar. Mis cuerdas vocales se cerraron y mis manos comenzaron a sudar.

—Cuando termine contigo vas a desear no haber nacido—Su usual tono grave era aún más pronunciado. Bajo de la escalera, tronó sus dedos y se acercó con los puños a sus costados.

Trataba de decir algo que lo detuviera, ofrecerle una disculpa, pero solo parecía un pez que boqueaba por aire.

Fui retrocediendo por instinto, pero solo di tres pasos antes de que sus enormes brazos me estamparan contra la puerta semiabierta y la cerrará de golpe. El aire abandonó mis pulmones y la parte posterior de mi cabeza se llevó un trancazo.

—Por tu culpa me despidieron—Me escupía las palabras con dientes apretados—, desgraciado, pero me desquitaré sacando la mierda de ti.

Su amenaza en tono mordaz me hizo girar el rostro a un costado y cerrar los ojos con miedo.

Jamás había luchado. Me mantenía dos veces a la semana en el gimnasio, pero yo era nada comparado con él. Era una montaña dispuesta a derrumbarse sobre mi y reducirme a nada.

Lloré. Literalmente dejé salir mis lágrimas silenciosas ante mi trágico final inminente.

—¿Qué diablos?—Me alzó la cara templando mi cabello. Me dolió mucho.

Su expresión de asombro no duró mucho, en ese momento, o eso imaginé, sus ojos volvieron al verde natural; luego, me apretó del cuello sin darme chance a respirar, estiró su brazo largo y alguien giró el picaporte.

Me soltó en un parpadeo. La puerta me empujó hacia delante, por lo que me aparte del camino y gire a ver al director.

—¿Andy?—Sus ojos me examinaron rápido antes de enfocarse en la bestia tras de mi—. ¿Qué sucede? ¿Estás bien?

Limpié mis lágrimas ya secas y asentí. Traté de arreglar el cuello de mi uniforme antes de contestarle.

—Yo...—Tomé aire—he venido por un pase.

Mi voz era un susurro apenas audible. Él me tomó del hombro y estudió mis gestos.

—Parece que no estás bien. ¿Qué sucedió?

—Mi chófer se accidentó y yo no pude llegar a tiempo por lo que no me queda chance de presentar el parcial de ecosistemas celulares y...

—Calmate, respira, vas muy rapido—Julio, el director, me sonrió—. No te preocupes, te daré el pase de entrada y podrás presentar el parcial sin problemas.

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