Skz Fictober - 31 días de OS (multishipps) [EN EDICIÓN]

7 - ChangHyun (Enchanted)

Enchanted: encantado, hechizado.

Una vez terminó todos los pedidos de alquimia que tenía para el día siguiente, Changbin se puso a jugar con su pequeña dragona mascota.

Ella, una tierna y dócil criaturita de escamas azules y doradas, de no más de unos centímetros de talla, había llegado hacía tan solo unas semanas atrás a las manos del joven alquimista luego de que un viejo comerciante caído en la desgracia la había usado para pagarle por sus pócimas y elixires.

La pequeña dragoncita era apenas una bebé, pero aprendía rápido y era dócil.

En lo que era su lección de vuelo del día, el chico le ordenó que atrapara los objetivos que antes había escondido entre los árboles del bosque en el que se encontraban. Estaban practicando su técnica de vuelo y el control del equilibrio en el aire, puesto que la pequeña tenía problemas para volar sin estrellarse entre las ramas.

Changbin silbó y el animalito salió disparado hacia el primer obstáculo con gran alevosía y confianza. Tras derribarlo, fue por el segundo escondido más alto entre las ramas. El joven elfo sonrió complacido, al igual que la dragoncita que gruñó feliz y orgullosa ante tal avance.

Pero cuando intentó acertar al tercer objetivo sus alas se contrajeron inesperadamente y cayó al suelo totalmente aturdida.

Por suerte las hojas habían amortiguado su caída pero el golpe a su orgullo era doloroso. Como su entrenador, la dragoncita tenía gran ego de fácil quiebre.

"Lo hiciste muy bien, chiquita". Se acercó el chico y la levantó cuidadosamente en sus brazos acariciándole las escamas.

Changbin tenía fama de ser el mejor entrenador de criaturas salvajes en su comuna. Ningún otro elfo tenía su misma habilidad para empatizar con los animales.

Por ello, y aunque tuvieran poco tiempo de convivir, sabía bien que la dragona se sentía decepcionada de sí misma y que eso la enfurecía tanto como la entristecía.

"No te preocupes, lo intentaremos de nuevo mañana" Le acarició las escamas de la cabeza lo que la hizo reir. La pequeña se calmó y soltó un gruñido placentero mientras se acomodaba mejor entre los brazos de su dueño.

Después de mimar y consentir a su mascota por un rato, changbin escuchó la pequeña barriga de la dragona gruñir. Changbin sintió su estómago quejarse de hambre también y decidió que sería buen momento para conseguir algo que comer.

Después de dejar a su mascota descansar un rato en su jaula, tomó su caña de pescar y se aventuró al bosque en dirección al río.

El bosque encantado, donde habitaban los elfos alquimistas y demás criaturas mágicas, era vasto, denso pero muy bondadoso. Se mantenía verdoso y vivo durante todo el año, y sus frutos invariablemente estaban maduros y deliciosos, incluso en el más crudo invierno.

Changbin adoraba el bosque porque estaba lleno de sorpresas siempre.

Caminó entre los árboles frondosos y las rocas mohosas, siguiendo el camino que ya conocía de memoria, y pronto se encontró cerca de su destino. El murmullo del agua cristalina se hacía más sonoro con cada paso que daba.

Finalmente cuando llegó al río, se sentó en una roca a la orilla del agua, preparó su caña y lanzó el anzuelo al fondo del agua con calma.

Esperó paciente a que algún pez mordiera el anzuelo.

Le gustaba esa parte, esperar. La tranquilidad del lugar y la pureza del momento, el silencio y la soledad, todo eso le gustaba.

Esperó con los ojos clavados en el agua siguiendo la dirección de la corriente y respirando al compás del viento.