𝐆𝐚𝐭𝐢𝐭𝐚 |GoнαɴхFeмαle!OC| [Drαɢoɴ Bαll] (Sin editar)

Capítulo 2 |¿Amo?

Por no querer perturbar el sueño tranquilo que consiguió darle tras un considerable tiempo de cuidado, Gohan terminó durmiendo en un futón a altas horas de la noche. Y no era para menos: la minina había estado con fiebre casi toda la madrugada.
Pese a que estaba consciente de que no dormiría adecuadamente, no se arrepentía de nada; estaba alegre de haberle disminuido la temperatura.

—¡Despertó, despertó! —Oyó a la lejanía la voz de Goten, lo que, por inercia, hizo que se diera la vuelta para seguir durmiendo—. ¡Gohan, despierta!

El mayor bostezó y abrió sus ojos, sintiéndolos pesados de golpe, empero, al caer en cuenta de que su hermano se refería a la híbrida, se incorporó con rapidez, percibiendo los latidos de su corazón acelerar. Aquello era una de las cosas que más le preocupaba: que no despertara. Gohan se acercó prematuramente hacia donde se hallaba la felina, siendo recibido por una mirada verdosa, la cual se encontraba entre curiosa y atemorizada, lo que lo hizo sonreír. ¡Realmente ella había despertado!

La pequeña notó cómo Gohan acercaba su mano con cautela, como no queriendo asustarla, y ella retrocedió con los colmillos gatunos fuera, recelosa; si una cosa había aprendido en su cortos meses de vida, era que aquellos seres solían ser crueles.
Casi al instante se arrepintió de su pose de defensa ya que creyó que, por su osadía, iba a recibir golpes. Qué equivocada estaba.

—Soy yo, ¿me recuerdas? —Susurró el de cabellos negros ante la atenta mirada de Goten y Milk (esta última había aparecido tras oír el escándalo de su hijo menor)—. No te voy a hacer daño —reiteró, tal y como en la noche anterior.

A la infante se le hizo vagamente conocida la voz, así que, de forma paulatina, dejó de mostrar sus colmillos. Sus recuerdos eran difusos, pero tenía la sensación de que alguien había estado consigo todo el tiempo, que le había cubierto en la lluvia y dado calor. ¿Quizás había sido aquel humano?
Miró de soslayo la habitación, notando al instante que no había parecido alguno con su casa anterior, y tampoco reconocía ningún olor familiar (aparte del aroma que la había cobijado en la noche), por lo que se preguntaba internamente dónde estaba.

¿Aquel humano que le hablaba con cariño la había... salvado?

Gohan notó cómo, poco a poco, la niña iba mostrando más tranquilidad ante su presencia, lo cual tomó como una señal positiva. Acercó su mano a la cabeza contraria, viendo que estaba dejaba de estar tensa tras unos cortos segundos, y sonrió con alivio. Comenzó a mecer su mano en los cabellos azabache y despeinados de la minina, rozando cada tanto las orejas, y ella empezó a ronronear suavemente.
La felina lo había reconocido tras olerlo y sentir su tacto. Era él, ese humano la había salvado en aquella noche de lluvia.

Mientras tanto, Milk se recargó en el marco de la puerta, viendo la tierna escena delante suyo.

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