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vingt huit

Namjoon

Sentía mi corazón presionar mi pecho y el frío se colaba por mi parka haciéndome más difícil respirar, la nieve entre mis dedos me recordaba donde estaba. Esta montaña solitaria y alta de Ulsan se llenaba de sonidos de ambulancias, de policías, bomberos, expresiones de horror y miradas curiosas.

— Será mejor si te pones esto. — Jongsu dijo con voz ronca pasándome un gorro y un cubre bocas, su hermano menor a su lado me miraba asustado. — debes tranquilizarte, debemos esperar tranquilos a que la encuentren.

Sentí a su madre pasarme algo de té, yo solo di un sorbo agradecido mientras veía la calma con la que los bomberos se colocaban sus trajes. ¿Ellos estaban siendo lentos o mi mente iba muy rápido? Al final los padres y los familiares de Jongsu habían llegado al lugar tras escuchar los gritos, no sabía cómo habían llegado las ayudas si ninguno pudo encontrar señal. Debía sentirme aliviado de que llegaran pero solo estaba enojado por su tardanza y su paciencia.

"Emergencia en la montaña de Cheonhwangsan, mujer de 22 años, 1.74 de estatura, sumergida en el lago congelado hace cuatro minutos..."

La voz del oficial cerca de mí me parecía muy mecánica, carente de sentimientos, como si Aegi fuera solo una persona más en la lista de accidentes. Había escuchado de otro oficial que esta labor seria más de búsqueda de cuerpo que rescate, sentí mi corazón hundirse en el hielo pero agradecí que el padre de Jongsu le dijera muchas cosas. Al menos este lado de la historia estaba llena de esperanza.

— ¿Aquí se encuentra el guardián de la chica? Necesitamos que llene el papeleo para agilizar la ayuda.

La hoja cayó en mi regazo, leí preguntas como el tipo de sangre, alguna enfermedad o alergia y me sentí aún más inútil sentado en esa nieve. Me sentí muy inútil mientras Jongsu llenaba esas cosas, sus padres conseguían mantas, su hermano rezaba y el par de oficiales se sumergían en el hielo. En este momento era un cero a la izquierda, lo había sido para Aegi en el pasado y lo seguía siendo ahora.

— Tienes que tener cuidado de no hundirla más, según el tiempo debe estar a unos cinco metros...

El hombre con esa gran cosa que parecía una regla le decía al otro, había pasado otro minuto pero no la encontraban y ya me empezaba a desesperar. Las tías de Jongsu susurraban pero me parecían muy ruidosas, quería silenciar la ambulancia y el mundo entero. Solo quería abrir mis ojos y mis oídos cuando Aegi estuviera de nuevo frente a mi diciéndome que está bien y que solo le prepare algo de té.

— Ella estará bien, no se preocupen...

El papa de Jongsu decía con seguridad y por un momento quise creerle, por un momento quería dejar de ser tan realista.

— Creo que encontré algo.

Leí los labios de un hombre que se había sumergido en el angosto hueco del hielo, no sabía si me enojaba que se refirieran a ella como "algo" o me aliviaba que la hubieran encontrado. Las personas en la ambulancia rápidamente prepararon todo y yo solo me levante como si la nieve empezara a derretirse debajo de mi trasero.

Sin ningún esfuerzo alguno el par de hombres sacaron la delgada figura del agua, fue todo un protocolo de rescate digno de una película. No quería mirar más allá, preferí centrar mi mirada en el rosa del atardecer, en los árboles desnudos, en el llanto de la madre de Jongsu y el correr de los paramédicos.

— Hyung, ya encontraron a Aegi! — el pequeño hermano de Jongsu me tomo de mi pantalón como si intentara despertarme. — hyung, tiene que darle respiración boca a boca como en las películas!

Quise reírme en ese momento de la inocencia que llenaba ese pequeño cuerpo pero solo sentí lagrimas bajar por mi rostro helado y con paso nervioso me acerque a donde le brindaban los primeros auxilios.