Capítulo 15

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Se encerró en la habitación que tenía asignada y abrió el sobre con impaciencia. Dentro en una hoja de hilo se veía la estilizada letra de Hayato:

¨Nombre científico de la sustancia: Veninum Lupinum (veneno).

Nombre común: Wakareru ikimono.

Composición: acónito, tejo común, óxido de calcio, almendras amargas, vidrio en polvo y miel.

Efectos: oclusión de la tráquea, espasmos musculares, pérdida de la conciencia y muerte.

Concentración necesaria para matar a un individuo: 5g de sustancia para acabar con un individuo de 60kg de masa.

Tiempo estimado en dar muerte: varía dependiendo del peso del individuo. Para un individuo de 60kg un tiempo aproximado de tres días.

Aspecto: puede utilizarse tanto en forma de polvo, de un color amarillento y una textura porosa como en forma de píldora semitransparente del tamaño de una nuez.

Antídoto: Antidotum lupinum  (Se tiene que aplicar antes de que el veneno penetre en los órganos vitales, aproximadamente en 1/3 del tiempo a morir). ¨

También había una nota en la que nos indicaba que mañana tendría el antídoto. Suspire releyendo la nota esperando encontrar algo que devolviera el aliento que me había quitado el informe. ¨Wakareru ikimono…¨ Temblé sin darme cuenta. No era la primera vez que oía ese nombre. En el pasado en tiempos más oscuros, hubo una guerra, una guerra entre emperadores en la que la gente común no tenía nada que decir. Los señores no podían permitirse alimentar a toda una población con los gastos de guerra y eliminaban a todo aquel que no fuera útil. Nadie podía decir que ellos eran los asesinos, pues las victimas simplemente caían muertas. Pero los rumores corrían y la gente empezó a temer a ese enemigo silencioso que se llevo la vida de millones de niños, mujeres, ancianos y animales inservibles. Cuando la guerra terminó se prohibió todo aquello relacionada con este veneno bajo pena de muerte. Todos sabían la historia, pero pocos se atrevían a hablar de ello. Así pues, ¿Quiénes se atrevían a utilizar semejante sustancia?  ¿Cuál era su propósito?

Se sentó en la cama mareado. Nada de esto tenía ningún sentido. Sabía que tenían que ser muchos para organizar tal  complot, pero no podía imaginarse la razón por la cual tantas personas se asociarían para un fin tan devastador. Tampoco podía comprender los pocos medios que estaban poniendo en su contra. Alguien tenía que saberlo, alguien tenía que estar luchando contra ello. Solo se le ocurría pensar que era una guerra silenciosa y que ellos estaban en medio.

Se levantó pesadamente con la idea de buscar a Himerish y conocer su opinión. Se preguntó se debería decírselo también a las chicas. No pensaba que fuese lo adecuado, pero algo le decía que en cuanto las viera cambiaría de opinión. Siempre era así. Cuando estabas con ellas todo a tu alrededor se desvanecía levemente haciendo que las preocupaciones fuesen menores. Le comentaría esto también a Himerish. Tendrían que tomar decisiones al respecto y quién sabe si seguirían con ellos.

Lo único que tenía claro es que está información era una piedra más en el puente hacia su hermana y no dejaría que nadie se interpusiese en esa construcción.

 

 

Los siete templosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora