Capítulo 14

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Siguió a Himerish fuera de la botica en completo silencio. No había participado mucho en la conversación con Hayato, pero no podía evitarlo. El miedo lo paralizaba. Se sentía impotente, parado, estático, mientras su hermana lo necesitaba. Quería ir a buscarla, correr, gritar su nombre, y verla aparecer con una sonrisa en los labios y una burla cariñosa. ¨Eres tan torpe… Siempre haces lo contrario a lo que deberías¨. Aún recordaba esas palabras y la risa de Lein. Él solía decir que ella era la más lista de los tres, la que los mantenía cuerdos y a salvo. Era nuestra niña, nuestra protectora. Su parte racional le decía que debía mantenerse alerta, ser lógico y buscarla fríamente. Pensó que sería difícil no sentir, pero era extraordinariamente sencillo. Sin Saiko había perdido su luz. Estaba vacío. Aprovecharía esto. Lo volvería una ventaja. Sería un soldado de hielo. Invencible. Hasta que la encontraran nada más cruzaría su mente.

Himerish paró y lo miró preocupado antes de abrir la puerta de su casa. Todo estaba preparado en la entrada, solo quedaban las conclusiones de Hayato sobre el veneno.

-Queremos ir con vosotros.- Dijeron los gemelos al unisonó a su costado. Himerish soltó un suspiro y les negó con suavidad, a lo que ellos hicieron un escándalo. Akio entró rápida en la habitación e I-shui  aprovechó para salir. No se podía decir que había dejado solo a Himerish.

Andaba sin rumbo, sin ver a nadie. Veía el cielo cambiar de color, pero no sentía las horas pasar. Volvió lentamente con el pensamiento de que no había visto a las chicas desde ayer. Se estaría volviendo paranoico, pero pensaba que también podían haber desaparecido. Se sacudió de la cabeza ese pensamiento. Ellas estarían bien, solo habrían ido a explorar.  Había algo en ellas que le inquietaba, por ejemplo, ¿Por qué vivían en un bosque? ¿Y sus familias? Si, ellas les habían contado una historia, pero aún así… Decían que eran hermanas (y no podían parecerse menos) y que viajaban sin rumbo, sobreviviendo apenas desde que tenían memoria. Y sin embargo estaban bien alimentadas, aseadas y vestían ropas de calidad. ¿Cómo no habían sospechado antes? Era curioso pero cuando estaba con ellas todo parecía tener sentido, parecía lógico viajar con unas desconocidas y normal que compartieran información. ¿Y si pertenecen a las sombras? Eso explicaría el misterio que las envuelve y su oportuna aparición. A partir de ahora vigilaría más a esas chicas.

-¡I-shui!- Gritó alguien a su espalda. Giró y vio Keiko correr hacia él. – Mi padre me ha pedido que os de esto.- Le dijo pasándole un documento sellado con lacre. Lo cogió con cuidado y murmuro un agradecimiento. Iba a voltearse para irse cuando su voz lo detuvo.- Siento mucho lo de Saiko, pero no me preocuparía en demasía. Ella es muy fuerte y muy sabia. No le ocurrirá nada que no quiera que le ocurra.- I-shui sonrió. Es verdad. Y Keiko sabía lo que decía. Era una de las amigas de Saiko junto con la hermana de Himerish, Akari. La abrazó con cariño, para demostrarle que agradecía sus palabras. Era una chica dulce que destacaba con las otras dos más serias y maduras. Gracias a ella Saiko era más suelta y agradable. Solo una chica de quince años, feliz y normal.- ¿Puedo pedirte un favor?- Susurró en su hombro. Él solo asintió.- Quiero ir a Archeland a visitar a Zui y Aiko. Como vais en la misma dirección pensé en acompañaros.- Dijo con una bonita sonrisa. Keiko era botita en general. Pelo cobrizo, piel pálida, ojos claros…  

- No veo ningún problema en ello.- Le sonrío en contestación. Ella se despidió feliz antes de marcharse.

Caminó hacía la casa de Himerish pensando en esa chica. Le gustaba la gente así. Agradable, de esas que era imposible no sonreír a su lado. Él también lo era. Sería tan bello viajar con gente como ellos. No quería que Himerish cambiase su seriedad. Eso era lo que le caracterizaba. Aunque las chicas eran otra cosa. Si en vez de ser tan… sospechosas, fueran como Keiko. Si tan solo pudiese confiar en ellas…

Llegó  a la casa y entró. En este sobre podía estar la respuesta sobre quién eran los sombras, y lo acercaban un paso más a Saiko.

Los siete templosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora