2:43, 7 de febrero, 2003:
Imposible conciliar el sueño.
Los pensamientos me abruman. «¿Cómo haré? ¿Seré un mal padre? ¿Podré darle la vida que se merece?»
La neblina mental se corta cuando alguien irrumpe en la habitación en la que me hospedo.
—¿Alex?
—¿Jessica?
—Hola. ¿Puedo pasar?
—Emm...— dudé en decidirme— Sí, está bien. De igual manera no puedo dormir.
La chica se alegró cerrando la puerta detrás de ella. Hizo una voltereta innecesaria y se sentó en la cama finalizando esta.
—¿Por qué carajo hiciste eso?
—¿Hacer qué?
—Lo... Nada... ¿Para qué viniste?
—Me dijiste que ibas a hablar conmigo y no lo hiciste— hizo un gesto simulando penuria—. ¿Te sucedió algo? Estuviste callado todo el día.
—Eres molesta, Jessica. No me sucede nada. Pero si quieres saber, estoy reconsiderando no drogarme más.
—¿Es en serio?— se levantó de la cama y comenzó a brincar—. ¡Yupi!
—¡¿Quieres callarte?! Si tu padre o tu madre te descubren aquí seguramente el que sufra las consecuencias seré yo.
—Lo lamento— se sentó a mi lado—. ¿Qué provocó tan repentino cambio?
Por alguna razón quería contárselo. La idea de tener un confidente no era del todo despreciable. Si tanto lo quería saber se lo diría. Esperaba que esto no me acarreara ninguna repercusión negativa en el futuro.
—Voy a ser papá.
—¿Qué?
—Embaracé a una chica, y ahora tendré un bebé.
—Eso... Eso... ¡Eso es genial!— expresó en un grito al momento que me rodeaba con sus brazos.
Me sorprendió su reacción. Era, tal vez, la única persona que se alegraría de primera ante este suceso. Y de algún modo su afecto físico no resultaba del todo desagradable, así que le correspondí. Por unos segundos su calor me provocó consuelo, provocando que suspirara aliviado. Estaba comenzando a sentirme cómodo con la situación, cuando ingresó mi hermano a mi cuarto, efecto consecutivo, tiré a la chica hasta el piso del asombro.
—¿Qué...?— Wagner nos observó estupefacto—. Creo que deberías de acostarte, Jessica. Es muy tarde para una joven de tu edad.
Levantó a Jess del suelo y la encaminó hacia la puerta.
— Pero... Pero...— Las protestas de Jessica de nada sirvieron, porque Wagner cerró la puerta en su cara, una vez que, prácticamente, la lanzara afuera,
—¿Qué verga, Alex? ¿Q U É V E R G A?
—No es lo que estás pensando— detuvo mi habla con un gesto de su mano derecha.
—Deja de justificar tus estúpidas acciones. No me quiero volver a estresar por ti, hoy—. Suspiró, exhausto para luego recobrar su semblante pícaro—. ¿Qué te parece si nos vamos a festejar tu ingreso a la paternidad en un club nocturno?
—¿No crees que es muy tarde? Mañana será nuestro último día de estancia aquí, y, si no despertamos para el paseo al río, papá nos dejará las bolas de corbata.
—Alex, no seas aguafiestas. ¡Tienes casi dieciocho años! ¿Qué chico de tu edad no querría enfiestarse?
—Esta bien, Wagner. Sólo déjame aprontarme.
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¡Papi! |+18| «Bill Skarsgård»
Teen Fiction★Nadie es perfecto. ★Nadie nace perfecto. ¿Sinónimo de "errar"? Pues, es mi nombre, con apellido y todo. Me llamo Alexander Victdomus, y soy el clásico ejemplo de lo que no se debe hacer. Si te gustan las historias con progreso personal, muchas caga...