Cap 4. "Tomás"

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15 agosto, 2003:

Ecografías, controles, trabajo, estudios.

 Así es, mis queridos lectores: ¡Estudios!

Comencé la escuela nocturna, para terminar bachiller— recomendación de Wagner—. Estoy hecho un hombre de honor. Soy un ilustrado en el mundo de las letras y los números.

De acuerdo, no. Ya me perdí.

 ¡Pero! Se preguntarán: ¿Héctor sabe que voy a ser papa?.

¡No!

No voy a negar que soy un irresponsable por ocultárselo, pero él sigue con su tesitura de gilipollas, conmigo. No me ha vuelto a golpear, pero todos los días es un drama distinto. Y, si será grave la cuestión, que, el otro día, estando en el baño, me tiré un pedo que casi raja las paredes. El señor — por no decirle otra cosa—, se levantó de su siesta, hecho un palo en llamas, para decirme de todo, menos que soy bonito. Pienso que, con el estudio, y el trabajo, a la larga, mi padre podrá aceptarme por quién soy y no por los errores que he cometido. Espero y así sea.

Mientras tanto, Eliza tiene un vientre enorme. Creo que voy a ser papá de la Mole, o algo así. En las ecografías pudimos visualizar el género de mi hijo, casi a lo último. Tomás será su nombre. Nosotros nunca concluimos en una relación. Al final ella siguió con su novio basquetbolista, lo que apoyo de manera conveniente. Ambos nos respetamos y nos acompañamos en este proceso, pero sabemos discernir entre nuestras vidas personales.

Wagner tiene sus idas y vueltas con Olga. Él no es un tipo que se le pueda tener atado. A lo único que se dedica profundamente es a su carrera universitaria. Nuestra relación fraternal se a afianzado notoriamente provocado, en parte, por el pequeño Tomás.

Y Jessica y yo formamos un vínculo extraño de amistad. No voy a mentir, me atrae, pareciera que en este corto período de tiempo se ha desarrollado de manera ostentosa, dejando, también, a Hello Kitty de lado. Pero más allá de ese tipo de banalidades, siempre podía contar con ella para hablar de cualquier tipo de tema. No había tabúes en nuestras conversaciones. Para su escasa instancia en el planeta tierra, a veces se hacía notorio que tenía las cosas más claras que yo.

Gracias a ella y a Wagner había dejado de lado todo los esnifarros en un proceso arduo y riguroso, donde me he llegado a poner muy violento e inestable. La constancia fue la clave en conjunto con el apoyo emocional.

De no ser por esas dos personas; el idiota, pero persistente de mi hermano; y la quisquillosa pero amparadora emocional de Jessica; mi vida se hubiese ido al retrete más turbio y lleno de mierda, que se puediesen imaginar.

Y heme aquí. Limpio y puro de pies a cabeza. No podría estar en un mejor punto de mi vida, hasta hoy. Consideraba que nada podría salir mal de esta instancia de la vida en adelnate.

La ingenuidad me pasaba por al lado y se cagaba de la risa de mí.

Última ecografía, Hospital Mid.

Eliza estaba sintiéndose incómoda hacía días, sufría más contracciones que de costumbre. El ginecólogo nos había dicho que era algo normal en el proceso evolutivo del bebé, pero nuestra inseguridad incrementó cuando comenzó con pérdidas.

Su padre estaba con nosotros con un semblante preocupado, había traído los bolsos cuya finalidad recaían en el parto de su hija.

La madre de Eliza había fallecido hace unos años, de un paro cardíaco, durante un proceso de parto. Esto destrozó al hombre, e hizo, en parte, que me odiara por arriesgar a su hija en un proceso de parto. 

¡Papi! |+18| «Bill Skarsgård»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora