Desde que perdí a Tommy, mi vida entera se había vuelto un vacío. Si bien, tanto Jessica, como Amanda, Edward y Wagner venían a visitarme, el hecho de pensar que tal vez no lo volvería a ver me estaba carcomiendo lo poco que me quedaba de cordura. Debía idear un plan, no podía dejar que me quitaran lo más preciado que tenía.
20 de enero, 2007:
Todo parecía irse a la fosa, pero, sin poder negarlo, Cintya me hacía buena compañía. Era un tipo muy buena onda y con el que podía desahogarme, «con respecto a lo sentimental, no sexual, malditos pervertidos».
Ese tarde nos encontrábamos en la celda, bastante callados. Había tenido algunos problemas con los hermanos incesto, pero nada relevante y que no pudiese sobrellevar.
Cintya trataba de no inmiscuirse en los conflictos que los Meloni acarreaban, pero hoy le habría sido imposible.
Estando en la cafetería uno de los hermanos le tocó las nalgas al novio del morocho —un chico de complexión delgada y pequeña—. Usaba unos lentes por demás grandes, provocando la burla de la mayoría de los reclusos del lugar. Su color de piel era tan blanco que parecía que había muerto hace años, ya. La cuestión es que era un debilucho, y cualquier paso en falso lo haría caer en las manos de los peores criminales del condado.
Cintya vio el suceso y se levantó de sopetón, del asiento, provocando que éste cayese a un lado. Se acercó al Meloni más grande —que era más bajo por una cabeza y media de altura— y le dijo:
—Tú sabes que ese es mi chico. No deberías meterte con él— expresó el morocho, amaneradamente pero firme. Los ojos de su novio resplandecieron, yo me aproximé para presentarle apoyo, tanto físico como moral.
En estos meses lo único que me motivaba físicamente era hacer ejercicio en el patio y unirme a los campeonatos de Basquetball de la penitenciaría por ende me encontraba en buena condición anímica.
El tipo se echó a reír y escupió para el costado.
—Tal vez debería de cambiar de perra. Mi hermano me está dejando de ser útil. Sus celos me enferman.— «¿Es en serio? ¿Te "enferman"? Hablaba como si de un tipo cuerdo se tratase».
—Pero él no es el tipo de chico que te gusta; no es el tipo de chico que le gusta a nadie. Además, está lleno de tipejos aquí que darían su vida por acostarse contigo, por favor, deja a mi Richie en paz.
El semblante del tipo se tornó en una mueca perversa y sonriente.
—Está bien, Cinty, dejaré a tu noviecillo en paz.
—¿En serio? ¿Así de fácil?
—Por supuesto— le dio un par de palmadas en su fornido hombro y se marchó.
La pareja se abrazó aliviada.
—Creo que está tramando algo, Cint— advertí preocupado.
—Lo sé, Alex. Pero, ¿qué podemos hacer? más que aguardar a que todo pase.
—Te amo, Cinty: siempre me estás ayudando. Nunca podré pagártelo— agradeció Richard, propinándole un beso en la comisura de su boca.
Los tortolitos comenzaron a mimosear, por lo que yo procedí a retirarme a la mesa en la que había dejado mi almuerzo a medio comer.
Esa tarde, mientras conversábamos con Cintya, en la celda, se escuchó la alarma que indicaba que un recluso había sido herido o asesinado. Policías iban y venían.
«Era más común de lo que se pueden imaginar.»
Yo me acerqué para husmear, cuando visualicé el cuerpo sin vida de Richard, tendido en una camilla.

ESTÁS LEYENDO
¡Papi! |+18| «Bill Skarsgård»
Teen Fiction★Nadie es perfecto. ★Nadie nace perfecto. ¿Sinónimo de "errar"? Pues, es mi nombre, con apellido y todo. Me llamo Alexander Victdomus, y soy el clásico ejemplo de lo que no se debe hacer. Si te gustan las historias con progreso personal, muchas caga...