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Narra Elyas.

La noche pasada, cuando salí a aquella discoteca de mal gusto con mi amigo Herny, no tuve más remedio que darle las gracias, ya que, de no haber sido por él, no hubiese podido a aquel chico lindo, que... Se me hacía conocido, pero no sabía de donde.

Si bien al principio las cosas no marcharon bien entre él y yo, al final me convenció de acompañarlo a aquella discoteca, con el fin de ligotear un poco y pasarla bien; tomar unos zumos, ya sabéis hablamos de Herny.

Y al final, el más beneficiado de allí fui yo.

Sinceramente me le acerqué porque se mostraba en su rostro que la estaba pasando mal, era como si estuviese obligado a estar allí.

Y bueno, si vas a estar en un lugar de ese estilo, al menos intenta pasartela bien.

Como nadie se le acercaba, pues quise marcar esa diferencia, después de todo se le veía amistoso y con ganas de que alguien le sacase de su sufrimiento mental.

Cuando me acerqué a él, pude ver como sus ojos café estaban algo rojos e incluso irritados, como si estuviese llorando, tenía un puchero pequeño en sus labios, unas cejas algo arqueadas y el cuerpo tenso a más no poder.

Me dolió un poco verlo así, sentí culpa de alguna forma, no podía llegarme a imaginar que tanto te podrían haber hecho sufrir para dejarte en un estado de esos.

En fin, en busqueda de mejorar su ánimo, le estiré mi mano y le pedí que bailasemos, él aceptó con un gusto tremendo, podía verlo reflejado en su rostro.

...

Sinceramente me consideraba un buen bailarín hasta que llegó él, se movía de maneras que no eran ni medio normales, eran entre elegantes y eróticas, se veía sensacional.

Sin mencionar que cuando bailabamos de cerca, de alguna forma, conociamos los movimientos del otro y ambos nos sincronizabamos casi a la perfección.

Fue una sensación preciosa.

...

Mientras bailabamos una canción lenta, aproveché el espacio para preguntarle su nombre, el cual, me respondió con suma tranquilidad: "Me llamo Samuel".
Al responder, pude ver en su rostro como una sonrisa perfilada se formaba con suavidad, tenía una sonrisa embobadora, un nombre cautivante que colaba a la perfección.

Inconsistentemente sonreí también.
Por un momento pude observar con detalle como quería articular unas cuantas palabras.

Sin embargo, cuando su mirada se dirigió hacía los demás, pude notar como sus gestos eran de preocupación; "Iré a buscar a mi amigo".

Dijo mientras me dejaba allí de pie, a mitad de todas las parejas.

Cuando Samuel fue a buscar a su amigo, decidí que ya era hora de irnos, sin embargo, Herny decidió quedarse en aquella discoteca, ya que, según él: "La estaba pasando cómo un máquina".

Así qué, le dejé allí, con la condición de que me llamase cuando volviese a casa. Cosa que nunca hizo, ya que, según él "Se había quedado dormido".

ᴅᴀɴᴄɪɴɢ ᴡɪᴛʜ ᴀ sᴛʀᴀɴɢᴇʀ = ᴇʟʏɢᴇᴛᴛᴀ =Donde viven las historias. Descúbrelo ahora