Muchas preguntas, pocas respuestas.
Las hojas se van, mis palabras se quedan.
Se aferran, rasguñan, las entrañas de tu existir.
Se niegan a desaparecer sin nada recibir.
Son miles, millones, hay incluso enterradas;
de tus tierras resurgirán la más hermosa de las mañanas.
Se envuelven en tus ramas, se funden con tu ser.
¿Será que es este lugar el que me hace enloquecer?
Tú aroma he inhalado y en ti he confiado.
Mi dulce corazón sin reproches te he entregado.
Ahora somos uno mismo, mi dulce lugar de los pesares.
A veces solos mero optimismo, y otras, la tristeza de mis mares.
