Capítulo 1: Al que madruga...

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Poché POV

Desde hace tres años, mi vida ya no tiene el mismo sentido de antes. A mis catorce años, una luz de mi corazón se apagó desde que mi mamá falleció, siento un hueco carcomiendo mi alma día a día. Maldito cáncer. Pero no podía mostrarme débil ante nadie ni siquiera con mi familia, tenía que ser fuerte para ellos. Para serlo resguarde mis sentimientos en lo más profundo de mi ser, no puedo permitirme sentir y volver a sufrir. No otra vez.

Hoy era el primer día de mi último año de la preparatoria. Valentina, mi hermana, entro a mi cuarto golpeando las cazuelas como si fueran platillos. Mi primer instinto fue cubrirme la cabeza con mi almohada. Sé que es mi culpa por haber ignorado la alarma cinco veces y no hacerle caso en primer lugar.

-Vale, ¿qué estás haciendo? - Le pregunté a mi hermana con una cara de pocos amigos.

Ella suelta una carcajada sarcástica, - Poché, llevo ya media hora y mil intentos para despertarte, por tu culpa llegaremos tar... - me decía, no la dejé terminar. Quería evitar su sermón a toda costa.

Me levanté corriendo y de malhumor me metí al baño a hacer mis necesidades, después me bañé para por lo menos tolerar este día. Cuando salí de mi habitación envuelta con una toalla, mi hermana ya no estaba, así que proseguí a buscar mi ropa interior y vestimenta del día. La verdad no me importaba mi apariencia, así que tomé lo primero que vi. Me agarre el pelo en una cola. Cinco minutos después, Vale entró bastante arreglada pero no le dije nada y me miró con las cejas alzadas - ¿Enserio, eso te pusiste? - ella cuestionaba mis jeans casi en ruinas, una camisa blanca que usaría más de pijama que de uso diario por el agujero que tenía en el collar y mis converse ni de qué hablar. Solamente encogí mis hombros y le dije que es la nueva moda. Bajé las escaleras y caminé hacia la cocina, agarré el desayuno que mi papá nos dejó antes de irse a trabajar.

Mi humor empeoró en cuanto vi la hora que mostraba el reloj de la cocina.

Estaba pensando en porque Vale me despertó tan temprano si aún tenemos bastante tiempo para llegar a la escuela.

Vale bajaba de las escaleras, al parecer venía hablando con ella misma -así nadie nunca se fijará en ella-, según ella lo decía en voz baja, - ¡Ey! Te escuché, y no Valentina, no empieces con lo de siempre- le respondí sin que ella pidiera mi opinión. Ni que fuera a impresionar a nadie, no me interesa tener una relación.

- ¡Ushh!, contigo no se puede María José-, me lo dijo en un tono enfadado.

Por si no lo sabían, mi nombre es María José, pero la pulga (mi hermana) no lo podía pronunciar cuando era chiquita así que me decía Poché. Pero cuando dice mi nombre completo en vez de mi apodo es porque realmente la hice enojar o eso pienso en este caso.

Cuando se acercó, le revolví el pelo, se molestó, pero no me importó, sé que pronto se le pasará y estará como si nada. Desayunamos en silencio. Ella estaba comiendo a las carreras y con la mirada me estaba apurando. Salimos de la casa para dirigirnos a la parada del autobús. Seguía molesta conmigo, no me dirigía la palabra. Se me hizo raro y no dude en preguntar - ¿Qué pasa? -, ella nomas se limitó a decirme que nada. Ya cerca de la parada, la noté nerviosa. No iba a insistir, sabía que tarde o temprano me diría.

Llegamos justo en el momento que llegó el autobús, la pulga subió e inspeccionó el autobús, luego centró su mirada en algo, o mas bien en alguien, sigo su línea de vista, es un muchacho apuesto de su misma edad posiblemente.

Entonces la molestó y le digo -déjame traer un vaso para la baba-, luego suelto una carcajada. Ella me da un leve codazo en la costilla- ¡Ay! Valentina-, la fulmine con la mirada.

Ahora comprendo la razón por la que me hizo levantarme temprano, eso no se iba a quedar así. Me dirigía hacia el muchacho cuando sentí una mano en mi brazo, me giré a ver quién me estaba sosteniendo. Vale me pregunto que adónde iba y le señalé al muchacho. Con los ojos bien abiertos y suplicantes me dijo que por favor no lo hiciera. Me la pensé luego suspiré rendida, y me senté junto a ella. Tarde o temprano me lo cobraría, a mí nadie me hace madrugar por estas cursilerías, refunfuñaba con la mirada hacia enfrente. Mi hermana ya no era la que estaba molesta, ahora era yo. Ella estaba hecha un manojo de nervios. Aunque sea mi hermana, debe entender que dormir es muy importante para mí.

Acompañé a mi hermana hacia su secundaria, luego me dirigí hacia la mía, que estaba justo a un lado a la de ella. Me fui sin despedirme, eso era típico de mí, Vale ya estaba acostumbrada a mi forma de ser. Nomas la vi entrar con la cabeza agachada, pateando las piedritas que se encontraba en su camino y me fui. Debo admitir que me dieron ganas de abrazarla y decirle que todo estará bien. Pero había algo en mí que no me lo permitía. Sacudí mi cabeza para deshacerme de esos pensamientos. Soy fuerte y tengo que ser fuerte ante todo.

Proseguí a buscar mi horario de clases. En camino hacia la oficina, mire a Mario con su grupo de amigos, tenía que evitarlo a toda costa, camine más rápido. Es la última persona que quiero ver. 

 

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Coraza de HieloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora