Capítulo 4: Sorpresa...

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Calle POV

-Ratona, ya llegamos, despierta para irnos a casa- sentí que mi padre me movía suavemente, acariciando mi mejilla cuando vio que intentaba abrir los ojos. La luz del avión privado estaba atenuada, así que se me facilitó abrirlos sin tanta dificultad. Voltee hacia la ventanilla y la luna se veía radiante.

- ¿Ya llegamos, tan pronto? - me estiré en mi asiento. Viajar en un avión privado tiene sus ventajas, los asientos son demasiados cómodos y espaciosos. Me pare y agarré mi maleta pequeña donde traje lo necesario y evitarme el trabajo de buscar entre todas las maletas. No sabía si mañana empezaría a ir a la escuela. Mire a mi padre esperándome en la entrada del avión. Apresure mis pasos hacia él.

-Ahorita que nos subamos al carro, te tengo que decir algunas cosas- me decía mientras bajábamos las escaleras. Yo con la mirada fija en cada escalón para evitar caerme. Cuando tocamos suelo, levanté la mirada y me quede congelada en mi lugar. Mi padre sí que aprovechó su estatus de golf y los negocios. Enfrente de mí tenía a varios empleados subiendo mi pequeña maleta, la cual no se a que horas la tomaron, entre algunas cosas de mi papá, en un Bugatti Chiron Grand Sport plateado. Estoy en completo shock.

-Dani, ¿Estas bien? - me pregunto mi padre con una media sonrisa de satisfacción -No te quedes parada ahí, anda sube- agregó mientras seguía su camino hacia la puerta de copiloto para abrirme la puerta. Cuando me adentre, aún no tenía palabras para responderle. -Se que es muy abrumador, pero te acostumbraras- lo dijo tranquilamente, como si ya estuviera acostumbrado a estas reacciones.

-Pá, si que te la has rifado con este coche- por fin pude soltar lo que tenía en mente. Mi papá soltó una carcajada. Enseguida me uní a él. Estar aquí junto a él me hacía bastante feliz. Extrañaba sentirme de la manera que me siento en este preciso momento, valorada e importante, por alguien cercano a mi. Mi padre me daba todo el amor que emanaba. Por otra parte, extraño a mi madre porque lo sigue siendo a pesar de todo lo sucedido, pero me lastimaba recordar lo que sufrí a su lado. Espero que este tiempo de separación nos ayude a ambas a superar los traumas emocionales para ser esa madre e hija que tanto necesito.

-Ratona, en la escuela pedí que te permitieran faltar mañana para que descanses bien y vayas a comprar lo que ocupes- me sacó de mis pensamientos dolorosos. Si que ocuparía ese día para comprar el uniforme para tal escuela, que por cierto es una privada. Si se tiene que pagar por la colegiatura porque tenemos que usar uniforme. Por mas que insistí en asistir a una escuela pública, mi padre se negó rotundamente. La razón que me dio fue que era más seguro por su estatus de celebridad que tiene en esa ciudad. Quiere evitar a toda costa que me acosen. Al final, supe que no le ganaría esa partida y ya no insistí en ello. -Además, te tengo una sorpresa llegando al apartamento- gire mi cabeza hacia su dirección, ganándose mi atención por completo. Él solamente sonrió, le subió a la música y ya no dijo nada más. Me iba a dejar intrigada, así nomas. Mi padre sí que era cruel cuando se lo proponía. Ya no me quedaba de otra más que esperar. La paciencia no es mi mejor virtud. Me gire de nuevo hacia la ventana para admirar el paisaje. Tenía años sin venir a San Francisco. Estar aquí se sentía como si fuera mi primera vez en esta ciudad. El cual no es tan diferente a Miami, por los rascacielos y el mar. Pero la diferencia de aquí a allá es que no tendría que soportar el calor, aquí se sentía la brisa y el frío. El clima aquí es tan bipolar, lo cual me encanta porque cada día será diferente. Algunos días podría hacer frio, calor, neutral, o lluvioso. El caso es que no me aburriré de eso como solía hacerlo en Miami por su intensidad.

Media hora después, ya estábamos afuera del edificio. Esperando que se abriera por completo el portón al estacionamiento. Mi padre se estaciono en su espacio asignado. Cuando baje del coche, note que al lado había un Mustang GT negro con líneas verticales en blanco, encima del capó tenía colocado un gran moño rojo. Suertuda la que recibirá ese regalo pensé en mis adentros -Bueno Dani, ya llegamos a nuestro hogar, y como te había dicho, te tengo una sorpresa... bueno te tenía porque ya lo vistes- me gire rápido en su dirección, estaba esbozando una sonrisa tierna. No lo podía creer, al parecer la suertuda era yo. Rodeé su carro y lo abracé lo más fuerte que podía mientras le agradecía su regalo.  

-Se que estabas ahorrando para un carro y que lo necesitarás para transportarte a la escuela, así que toma las llaves- me dijo mientras me apartaba y me extendía la llave que tenía un llavero con la letra 'C'- Espero que te haya gustado la elección que hice- me dijo volviéndome a abrazar.    

-Estas bromeando, ¿verdad? Esta perfecto, muchas gracias por esto, no me lo esperaba- le decía mientras una lágrima se me escapaba por mi mejilla. El hecho que supiera que estaba ahorrando para uno, me demostraba que, a pesar de la distancia, siempre estaba al pendiente de mi. – Mañana le veré con más detenimiento, por ahorita estoy agotada- le dije con un puchero. Él solamente asintió con la cabeza y me regaló una de sus sonrisas más cálidas. Tanta felicidad no cabía en mi cuerpo. Este cambio sí que era algo que necesitaba urgentemente. Agradezco que mi padre haya logrado convencer a mi madre a través de un intermediario. De no ser así, me estaría volviendo loca con mi mamá día a día.    

Mi padre tenía un acceso privado hacia el último piso del edificio, su penthouse. Subimos por el elevador y entramos directamente a la sala. Me llevo hacia mi nuevo cuarto para poder tomar una ducha y descansar.

-Que descanses pá y muchas gracias otra vez- le dije antes de cerrar la puerta. Mañana será un nuevo día, estoy lista para lo que se venga.

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Coraza de HieloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora