Capítulo 3: Un primer día para el olvido...

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Poché POV

Entre a la oficina, busqué a la secretaría para pedir mi horario. Mientras esperaba, miraba la lista de estudiantes que le faltaban créditos de educación física. No es que me faltaran, yo hice medio semestre de baile. Antes de llegar a los apellidos con la letra 'G', la secretaria me interrumpió.

-Señorita Garzón, aquí está su horario, ¿ya miro si su nombre aparece en la lista? – me preguntaba mientras extendía su brazo con mi horario.

-Dudo que mi nombre aparezca, yo ya cumplí con ese requisito- me dirigía hacia la salida para buscar mi primer salón, pero antes quería pasar a mi casillero a dejar algunas cosas. Me tocaba historia primero -que aburrido- solté un suspiro fuerte. Cuando estaba a punto de darle vuelta a la perilla de la puerta, la secretaria me detuvo.

-Garzón, María José, ese es su nombre ¿Qué no? – asentí con el ceño fruncido. Si ya me había entregado mi horario para que me quiere aquí todavía, que no tiene otros trabajos por hacer. Me estaba empezando a fastidiar esta situación.

- ¿Ya puedo retirarme? - le dije con una ceja alzada. Mi mal humor estaba saliendo a flote y no quería empezar el día siendo castigada por algo que puedo evitar a toda costa. La secretaria no se inmuto por mi creciente mal humor.

-Su nombre aparece en la lista, así que esta en mi deber informarle que tiene que agregar alguna actividad física para cumplir ese requisito- me decía sin dirigirme la mirada, que la tenía pegada a la pantalla de su computador.

- ¿¡Por qué!? Si yo ya cumplí con eso cuando tomé la clase baile con el maestro Zúñiga- alce la voz instintivamente. Ya no me importo ocultar mi enojo. Yo no tome esa clase en vano, detesto los deportes, el baile es lo único que haría.

-Señorita Garzón, ocupo que se calme y modere su actitud, deje de comportarse como una niña de cinco años- noté que estaba colmando la paciencia de la secretaria. Se agarró el puente de la nariz, tratando de mantener la compostura.

-No soy una niña chiquita- la fulmine con la mirada. Nadie nunca me había llamado así, y no se lo iba a permitir.

-No es el fin del mundo Garzón, aparte esa clase nomas la tuviste por medio año- me dijo con un deje de enojo. Me contuve las ganas de responderle. Mejor me puse a contar hasta diez en mi mente para controlarme, lo cual me ayudo un poco. Tenía la razón, nomás estuve en la clase por medio semestre lo cual no completa el año.

- ¿Puedo tomar otra vez la clase de baile? - pregunte con un tono mas calmado y resignada. Si mi nombre aparecía en la lista era con justa razón, ahora tenia que aceptar lo que me dijera.

-Desafortunadamente esa clase no es ofrecida este semestre, pero te puedo dar una lista de las clases y deportes ofrecidos para este semestre- me respondió amablemente, ya no se veía con las ganas de golpearme. Yo solo asentí y estiré mi mano para tomar la lista.

-Te puedo dar a mas tardar mañana para que me hagas saber tu decisión, que tengas un buen primer día Señorita Garzón- no le respondí y me dirigí a la salida de esa oficina que me estaba asfixiando. Comencé a caminar en dirección a mi casillero.

Mi primer día no estaba empezando de la mejor manera, primero Vale haciéndome madrugar y luego esto. Lo único que me falta es que un perro se orine en mí. El mundo esta conspirando en contra de mí, y yo que no he hecho nada para merecerlo. No me sorprendería si algo mas pasa. Ya quería que este día acabara.

Cuando estuve enfrente de mi casillero, me puse a leer la lista: Educación Física 101, ni que estuviera desesperada o posiblemente sí. Yoga y Meditación, ni madres ahí me rompo antes de volverme elasticidadNatación, me ahogo ¡auxilio!, no este terminaría mal de solo imaginarlo siento que me falta el aire. Artes Marciales, soy presa fácil. Basquetbol, ni siquiera alcanzo la jarra de galletas en mi casa, menos alcanzare la canasta. Voleibol, me usaran de escalón. Fútbol, iría en sentido contrarioMusical de...- 

- ¡María José Garzón! – ya no pude terminar la lista porque el grito de mi mejor amiga me sobresalto. Al mismo tiempo se escucho el golpe que me di en la cabeza contra mi casillero. Me queje, eso si me dolió. Con esto se comprueba que este día se puede poner aun mas peor.

- ¡Tatiana!, qué susto me acabas de pegar mujer- le grite con la mano en la cabeza y la otra en el pecho, intentando recuperar el aliento.

-Eso te pasa por haberme picheado todas las llamadas y mensajes de texto, ¿se te olvida que tienes una mejor amiga? – me decía mientras intentaba contener la risa que le provocaba mi situación. Sabia que me iba a reclamar por haberla ignorado las ultimas dos semanas de vacaciones. Estaba tan metida en crear arte en mi cuarto que ignore a todos. Me perdí en mis pensamientos para seguir con la inspiración y terminarlo antes de volver a la realidad. Valió la pena, pero ahora debo confrontar las consecuencias.

A Narrnia, como la llamo de cariño, la conocí el segundo año de secundaria cuando se mudo desde Miami. Se convirtió en una persona importante para mí, estuvo en mis momentos difíciles. Se mantuvo allí, incluso cuando yo alejaba a las personas de mí. Ella me conocía como la palma de su mano. Es una persona indispensable para mí.

-Perdón Narrnia- le dije con la cabeza agachada. Nomas escuche que soltó un suspiro de su parte. Sé que mi acción le daba a entender que algo no estaba bien. Me conoce lo suficientemente bien, no sé si eso sea bueno o malo para mí.

-Poché, me preocupaste, para la próxima solo déjame saber y yo entenderé que ocupas tu espacio- me tomo del mentón para hacerme mirarla. Luego colocó su mano en mi hombro, su mejor forma de mostrarme su apoyo. Tanto Narrnia como yo, no somos afectuosas. Por eso nos entendemos a la perfección.  

"La mejor cura para un mal día es un buen amigo/a"

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