Capítulo 13: Niña de tres años...

1.2K 76 3
                                    

Poche POV

Aun no logro entender cómo me deje convencer para asistir a la fiesta.

¿Cómo permití dejarme chantajear por Alejo tan fácilmente? Tampoco era como si tuviera otra opción. Era asistir a la fiesta o ser desafiada públicamente a comer las aceitunas. Fue una movida cruel. Demasiado cruel.

Durante la hora de almuerzo, Alejo nos pidió ver lo que podría ser nuestro posible atuendo después de escuela. En realidad, a Narrnia y a mí no nos importaba reciclar nuestra ropa que ya teníamos para crear un atuendo de acuerdo con los requisitos para asistir a la fiesta.

Terminamos nuestros alimentos y salimos a nuestra siguiente clase. Aún faltaban algunas clases para salir.

--

Primero pasamos a la casa de Narnia ya que queda más cercas de la escuela.

Alejo salió huyendo de su casa, pero de la mía salió despavorido al ver mi armario. Él siempre exagerando de más. Debería considerar ser actor.

Literal Alejo salió espantado de nuestras casas por ver nuestros "horrendos armarios", como decidió bautizarlos. Nos exigió que nos deshiciéramos de todo lo que se encontraba ahí. Que hiciéramos una limpia profunda, entre otras barbaridades sin sentido. No es para tanto.

Nos encontrábamos en la sala de mi casa, ya que Alejo no quería estar un minuto más navegando por mi armario.

- Han dañado mi vista, ¿Cómo pueden tener ropa tan desagradable? ¿Sin color? ¿Sin... sin vida? – escuché a Alejo reprocharnos por nuestra ropa. – ¿Y así pensaban ir a la fiesta? Qué bueno que vine al rescate. – preguntó mientras alzaba una ceja.

-No ocupamos ser rescatadas. Es nuestro armario, así que podemos tener lo que nos plazca. – le respondió Narrnia con un deje de fastidio.

- Les recuerdo que en la invitación está estipulado que deben vestir formal. Déjense de berrinchitos y vámonos al centro comercial. – Gruñí al escuchar a dónde nos dirigimos.

En el corto tiempo que conozco a Alejo, me he dado cuenta de que cuando se le mete una idea en la cabeza, nadie lo saca de ahí. Ni por más que lo intentes, es un testarudo.

Por su culpa, me embaucó para asistir a la dichosa fiesta. Y ahora también quiere tener control de MI armario y MI manera de vestir. Si a mi papá y a Vale no les permito eso ¿Qué se cree él?

Me subí a la parte trasera del carro, quería calmar mi creciente molestia. Mi amiga sabía lo que significaba cuando hacía esto y le agradezco que no me considerara en la plática que tenía con Alejo. Él pareció entenderlo también.

Me encontraba mirando por la ventana, distraída por la increíble vista que el cielo me brindaba, un cielo tan enrojecido con manchas de nubes oscuras. La noche estaba por caer en un rato más. La puesta del sol me lo confirmaba.

Me encontraba en mi propio mundo.

Me encontraba en mi propio mundo

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Coraza de HieloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora