Blood Singer.

16.

La noche había pasado lenta para Shun.

El recuerdo del corpulento de Cassios sudando y bufando mientras lo penetraba salvajemente le atormentaba y le horrorizaba.

Ver a Hyoga dormir tan tranquilo le provocaba una sensación de repudio y de cólera sin embargo el buen corazón del muchacho era mayor. Se acercó lento para no despertar al rubio, se acurrucó entre los brazos del ajeno y dejó que el sueño hiciera de las suyas.

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Minos estaba cabreado, se había despertado en medio de la calle a un lado de la camioneta e hincado a su diestra estaba Albafica quien había hecho lo que podía sobre reanimación.

-Al fin despertaste -el peliceleste estaba desesperado

-¿Tú me sacaste de ahí?

-¡No es como si fuera a dejarte en ese lugar idiota!

-Gracias -tosiendo

-No tienes por qué -sonrojado

El crujir del edificio en llamas los hizo voltear al siniestro.

-¡Mierda! -exclamó Albafica

Minos sólo observó cómo el otro perdía por unos segundos el control.

-Disculpa -comenzó el pisciano- pero mi maleta con ropa está ahí dentro

-Oh vaya

-Lo único que tengo es esta ropa que es propiedad del burdel y la bata que me cubre -hace ademanes para que el otro lo observe

Minos soltó una carcajada.

-No es gracioso Minos

-No lo tomes a mal -repuso- es sólo que ahora estás a merced del frío

-Debo aceptar que es cierto

-Anda -dijo mientras se reincorporaba- vámonos

-¿Cómo te repusiste tan rápido? -sorprendido- digo, seguramente aspiraste demasiado humo

-Soy difícil de tirar -ladeó una sonrisa- ¿nos vamos?

Albafica tenía la opción de quedarse y buscar a Kagaho para que le ayudara a tener un lugar donde pasar la noche pero eso implicaba sexo de por medio así que aceptó la oferta del peliplateado.

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Radamanthys estaba experimentando una sensación bastante extraña; el chico le provocaba curiosidad así como ansiedad y exitación.

Se levantó de la cama dejando al joven moreno dormido y acurrucado en el calor de las cobijas, se sentó en una de las sillas del comedor improvisado. El frío tocaba la desnuda piel de su trasero sin embargo esa sensación gélida no le provocaba molestia.

Los pensamientos recorrían su psique como si de un flash se tratara; su padre, su madre, sus hermanos, Valentine, Eo y ahora Ikki.

-Algo que te de más satisfacción o alguien que te dé esa satisfacción ¿verdad Hades? -suspirando

El rubio volteó a ver la cama donde se hallaba Ikki, verlo desnudo, a su merced y con la piel perlada debido al sudor lo hacían morderse el labio inferior con delicadeza, saboreando el tibio sabor canela que este había adquirido.

El ímpetu regodeaba el cuerpo del vampiro mientras este recreaba las escenas en su mente; tan apasionadas, tan fieras, tan únicas sin embargo optó por hacer lo más sencillo que podía hacer en ese momento.

Se acostó a lado del joven amante.

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Minos ya había recuperado el aliento así como el sentido de la orientación y se montó en la camioneta llevando consigo a Albafica.