Eleven

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Después de la fiesta y de ese agradable discurso, tomé mis cosas y salí del lugar, necesitaba visitar a alguien, una persona quien fue muy especial para mi en ese tiempo, Mi madre.

Salí a la calle y el frío choco contra mi cara, la brisa fría se sentía demasiado bien, era una de las cosas que más extrañaba.

Alcé mi mano para pedir un taxi y cuando apareció subí en este para decirle mi próximo destino, el cual, al decirle, me miró de forma extraña por el retrovisor para seguir con el destino que le había ordenado. "Si, señor, estoy yendo a un lugar horrible, gracias por notarlo" pensé.

El viaje fue silencioso, no tenía intensiones de hablar, y eso estaba perfectamente bien para mi.
Me quedé observando por la ventanilla cuando noté que un lugar conocido se asomó a mi vista.

Lucia igual, los camiones saliendo y entrando, la gente igual, todo era como en el pasado. Pagué y baje del taxi para encarar al nuevo lugar donde me encontraba.

El olor era el mismo, mi vista se llenó de lagrimas al recordar los momentos que viví con Alex. ¿Que será de ella? ¿Estará viva? ¿Seguirá acá?
Intento apartar esos pensamientos y entro por el gran portón.

La gente que vivía allí me observaba, pareciera que no todos los días se encuentran otra persona así en este lugar.

Como si recordara el camino a casa comencé a dirigirme a las casas, habían niños, estos me miraban de varías maneras. Podía jurar que nos veía a Alex, Nicky y a mi recogiendo basura, o haciendo algún tipo de travesura cuando teníamos permitido hacerlo.

Sentía cada sensación de ese tiempo como si lo estuviera viviendo en este preciso momento. Recordaba todo.
Con paso rápido para alejar esos pensamientos, me encaminé a la casa de mi antigua madre.

Como en aquellos tiempos, toqué la puerta varías veces hasta ver a una mujer pelirroja, de baja estatura, mirándome de arriba a abajo esperando una reacción de mi parte la cual nunca llegó.

—¿Se le ofrece algo?—preguntó la anciana mirándome fríamente.

—¿No me reconoces, cierto madre?—pregunté mientras mis ojos se humedecían.—Estoy de vuelta—dije.

—¿Piper?—preguntó ablandando sus expresiones para agarrar mis brazos y estrecharme en un abrazo.—Creciste tanto—dijo denotando su voz entrecortada

—Ha pasado mucho tiempo—dije conteniendo mis lagrimas.

Al terminar nuestra memorable introducción ella me llevó dentro para hacerme sentar en la antigua mesa y comenzó a cocinar para hacerme comer algo.

—¿Así que?—preguntó—¿Que es de tu vida?—sentándose.

—Yo...trabajo como chef en una mansión, además que atiendo a los dueños—dije intentando evadir el tema.

—¿Sos mucama?—preguntó sorprendida.

—Algo así—suspiró—Intento...—interrumpe.

—Hija, todo esta bien mientras hayas abandonado esas ideas locas que tenías de niña—dijo mientras mis manos se apretaban formando un puño.—Lo hiciste, ¿cierto?—preguntó.

—De hecho, Yo..., Estoy trabajando en casa de Carol, donde se casó con el jugador—dije bajando la mirada para no encontrarme con la suya.

—¿Trabajas para ella?—preguntó incrédula—¿Que estas pensando hacer?

—Lo que debí hacer hace años—dije volviendo a posar mi mirada sobre ella.

—No podes, es absurdo e infantil, pensé que habías madurado, imagina quienes pueden salir lastimadas con esto.—dijo obteniendo mi atención.

LOST GIRL- VAUSEMANDonde viven las historias. Descúbrelo ahora