11. Un trato es un trato

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Lo primero que oí fue el grito de Summer.

Alguien va a morir hoy.

No tardo en divisarla. Se encuentra en el medio del sendero que lleva a los dormitorios de los deportistas, el grupo de Bradley la tiene sujeta mientras él despedaza a alguien contra el suelo.

No alguien. Varick.

Estoy corriendo antes de darme cuenta y me obligo a bajar la velocidad a medida que me acerco.

-Hola Thompson- digo porque si me muevo juro que le parto el cuello. Puedo ver la tensión materializarse en su cuerpo, sus músculos tensionándose bajo su ropa. A pesar de que había dejado de golpearlo, Varick no podía moverse por cuenta propia. Reprimí el impulso de mirarlo. Si lo hacía no sabía qué era capaz de hacer.

En vez de eso me acerco a Bryan concentrándome en su desagradablemente atractivo rostro.

-Escuché a mi prima gritando, ¿Sabes qué pasó?- le digo. Tengo las manos en los bolsillos y acaricio la funda de mis cuchillas en un intento de relajarme.

-No le hicimos nada a ella- me dice el muy imbecil. Todavía tiene la sangre de Varick en su ropa y sus manos.

-Bueno, me parece que si porque estaba gritando. No me gusta que grite- no me gusta que se metan con mis cosas, Bradley. Es muy difícil mantener la calma con los sollozos de Summer y la sangre de Varick manchando el suelo.

-Estaba poniendo al novato en su lugar- contesta.

-¿Estabas intentando romper a mi Pivote? Creo que no entiendes las cosas Thompson. Tú no mandas aquí, tu no pones a nadie en su lugar. Yo mando aquí y me estás haciendo enojar, ya te di una advertencia antes, ¿Lo recuerdas?

-Última oportunidad- le digo y solo lo dejo ir porque estamos en un sitio muy público. Ya cubrí mi cuota de advertencias por parte de los directivos y no me puedo permitir que me suspendan o me expulsen del equipo - ahora vete.

Ellos se fueron, sin embargo mi ira no lo hizo. Todos sabían que era mejor evitar este sendero, todos los deportistas lo tomaban. Se lo había advertido en el camino a la Universidad.

-¿Por qué gritas como una estúpida?- le espeto a Summer. Ahora que sabía que nada le había sucedido, estaba enojada con ella. Le había confiado a mi Pivote y lo habían destrozado.

-Gracias por defendernos- me dijo Varick. Fue incluso peor cuando lo ví: tenía toda la nariz inflamada y sangre caía desde sus fosas por encima de su boca y mentón, su mejilla estaba violeta al igual que las esquinas interiores de sus ojos, que se habían inflamado debido al golpe en la nariz. No quería imaginarme como estaba su cuerpo.

-No te estaba defendiendo a ti. Eres un Chita, debes cuidarte solo como todos lo hacemos.

Si te hubiera defendido ahora estaría en la carcel.

-No debiste provocarlos- le dice Summer.

-No puedo evitarlo. Pero no te preocupes, esto no es nada.

Lo sabemos. Eres un chico más duro de lo que cualquiera podría imaginar de un chico tan enclenque, Varick Becher.

Estaba por irme cuando escucho los planes de ambos para la noche.

-¿A casa?- pregunto intentando mantener la calma- ¿Vas a casa?

Summer me miró. Odia que controle a donde va.

-Si, quería que Varick conozca a papá y prepararnos para el baile mañana.

-¿Por qué no van mañana? ¿Por qué no prepararse aquí?- no, no, no. No pueden ir a casa hoy.

-¿Por qué te importa?- me dice. Por primera vez en mucho tiempo no supe qué contestar. Mierda.

-No me importa- digo- adiós.

En cuanto estuve lo suficientemente saco mi teléfono y lo llamo.

-Cambio de planes- le digo.

-Me prometiste que hoy estarías libre- contestó al otro lado del teléfono con tono amenazante. Se me erizaron los cabellos de la nuca. Sabía lo que eso significaba.

-Lo lamento, no sabía que Summer iría a casa hoy. Tiene que estar la familia completa.

-Sabes lo que esto significa- me dijo.

Corté la llamada. Lo sabía. No le gustaba cuando cambiaba nuestros planes. Nuestros encuentros eran pocos, mucho menos de los que eran cuando era más pequeña y, con su disminución, aumentaba su violencia en los encuentros.

Hoy iba a ser malo. Tenía que conseguir algo para desconectarme.

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