20. El Pivote de los Chitas

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Le entregué a Varick su navaja y una pequeña funda. Varick la metió dentro de su short de Chita, el mango asomándose contra su cadera y la cubrió con la remera. No pude evitar sentir una sacudida en el estómago ante aquello. Había algo intenso, protector en aquel gesto.

Al fin llegó el momento y salimos a la cancha. Los festejos y chiflidos no tardaron en llegar. Divisé a Summer con el resto de las animadoras, alentándonos.

-Bien- dije rozando el cabello de Varick una última vez- ganemos esto.

Presentaciones formales, himnos Universitarios, himno de los Estados Unidos, banderas, protocolo y nos colocamos en nuestros sitios.

Nos colocamos en posición de ataque y el otro equipo en posición defensiva. Siempre lo hacían. Uno se pone alerta cuando un Chita se acerca: solo puede significar una amenaza.

Y el partido comenzó.

Nuestra competencia era buena, después de todo habían llegado a un nivel de competición nacional, sin embargo no eran lo suficientemente buenos.

No con Varick como pivote.

Era como una luz en la cancha. No importaba a qué velocidad lanzara mis pelotas, si cambiaba de dirección, si hacía algún movimiento extraño para confundir a nuestros contrincantes, no importaba lo que hiciera: Varick estaba ahí para agarrarla.

Y no había forma de detenerlo. El más rápido en la cancha, delgado, pequeño, ágil, un metro sesenta y algo de puro músculo y fibra listos para atacar. Una mancha dorada rodeada de jóvenes muy fuera de su liga.

Un verdadero Chita.

Podía ver a los demás asombrados. Incluso Kiran se había olvidado de la vergüenza de ser enviado al banco y lo miraba con consternación, preguntándose si siquiera era merecedor de un puesto como el que le habían dado.

Savannah intentó hacerle un pase pero fue demasiado lento, Maylie también lo intentó pero no fue muy preciso, Suba no calculó su tamaño y el equipo contrario lo bloqueó.

Solo yo lo entendía y él solo me entendía a mí. Maylie, que por algo era nuestra capitana, comprendió este sistema rápidamente ya que luego de que Varick perdiera una quinta pelota luego de un pase que no fuera mío le indicó al resto que si querían que Varick la tuviera y él se encontraba en una posición muy lejana o comprometida, debía pasar antes por mí.

A partir de ese momento arrasamos. Las pelotas apenas llegaban al arco de nuestro equipo y las pocas que lo hacían eran desviadas por Asher, que había pasado meses intentando desviar nuestras jugadas imposibles. Él ya había conocido el infierno de nuestras jugadas unidas y esto era un juego de niños para él en comparación.

Ganamos el partido 29 a 0. No era de esperar.

La cancha explotó en festejos. No era extraño que ganáramos por una diferencia tan amplia, después de todo habíamos sido bicampeones y éramos reconocidos por nuestro nivel de juego. Sin embargo todos podían notar el cambio. Asher y Maylie se abrazaban, eufóricos, Savannah chocó ambos puños con Harley y Suba y Kiran vino corriendo a abrazar a Varick con el entrenador y la doctora a sus pocos pasos.

Summer y el resto de las animadoras también se acercaron a saludar y no tardaron en rodear a Varick, llenándolo de cumplidos y halagos. Maylie aprovechó el momento y se le acercó.

-Funcionan bien ustedes dos- me dijo con satisfacción- aunque debes presionarlo más. Este partido fue fácil pero los demás no lo serán. No dejes que se confíe demasiado.

-Lo sé- le digo y lo observó. Sus rizos dorados están algo pegados a su frente debido al calor del partido y tiene las mejillas enrojecidas por el cansancio. Sonríe y respira con agitación mientras agradece ante las palabras de las animadoras y los demás Chitas, sin embargo puedo ver que su mirada recorre el lugar, buscando. Cuanto sus ojos se encuentran con los míos se detienen, sus ojos están brillosos y su sonrisa se ensancha aún más.

Y no puedo evitarlo, le sonrío de vuelta.

La Reina Bestia Donde viven las historias. Descúbrelo ahora