16. La Reina Chita

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No supe de qué iba a vestirme hasta un día antes de la fiesta de Halloween. En realidad no tenía pensado asistir pero Summer y las Bestias me habían insistido interminablemente así que había accedido.

Mi revelación llegó en el gimnasio. Había ido sin Varick aquel día ya que él se había ido temprano con el equipo a nuestra casa para decorar el lugar. Por supuesto, Bradley y su grupo estaban allí.

Sabía que me miraban mientras ejercitaba. Sentía sus ojos sobre mí como rayos láser. No me importaba, me sentía confiada de mi cuerpo: pasaba horas y horas ejercitando para poder rendir en la cancha.

Podía escuchar como susurraban y se reían, sin embargo ninguno se atrevía a decirme nada en la cara.

Cuando terminé mi rutina y me puse una toalla al cuello. Aquel día había llevado un conjunto de Nike: un top negro con el símbolo blanco en el pecho y unos shorts a juego. Me acerqué a ellos, no habían avanzado casi nada en su propio entrenamiento ya que estaban demasiado ocupados mirando a las chicas del gimnasio. Cuando me puse a su lado, puse ver como se tensaban, claramente incómodos.

Por un momento miré a Mark Grint. Se la había chupado en varias ocasiones y siempre había gritado como una vaca en celo. Pude ver como sus ojos se desviaron hacia mis pechos y mi estómago.

-¿Qué trae a la Reina Perra a nuestras tierras?- se burló Bradley, quien era lo suficientemente estúpido como para atreverse a bromear conmigo.

Lo estudié en silencio. Era lindo, lo suficiente como para encantar a las chicas y chicos más básicos de la Universidad de El Paso, sin embargo, no era mi tipo.

-Ahí es donde te equivocas- le dije recordando a Varick en su primer encuentro- no soy una perra. Soy una Chita.

Tenía una idea acerca de mi atuendo, el problema era que no lo encontraría en una tienda de disfraces regular. Busqué en mi IPhone por el Sex Shop más cercano y descubrí, para mi fortuna, que había uno a cinco cuadras de la Universidad. Por supuesto que aquella locación no era casual.

Había todo tipo de objetos, sin embargo me dirigí a un sector que contenía exclusivamente atuendos que podrían haber sido de Halloween si no hubieran sido llevando a otro nivel. Trajes de Conejita, de Ángel Blanco y Negro, de Diabla, de Bailarina, de Gatúbela...bingo. El traje era de Leopardo, no de Chita. Pero el animal print bastaba.

Para mi fortuna había uno de mi talla y unas orejitas a juego. Lo compré y me fuí directo para mi casa, donde todos debían estar terminando con los preparativos. En el camino mi mente recordó lo que había estado intentando apartar durante todo el día: una semana. En una semana comenzaría el campeonato y si ganábamos los primeros dos partidos empezaría nuestra gira en busca de la copa. Tenía que convencerlo de dejarme ir o si no...

Basta. Aparté aquellos pensamientos, ya lidiaría con ellos más adelante. En vez de eso, me imaginé cómo luciría Varick vestido de Peter Pan. Ya se habían disfrazado para cuando llegué y Varick, lucía más bien como un duende o como Zelda que Peter Pan, lo cual me aseguré de recalcar.

Cuando aparecí vestida, Asher silbó con aprobación. Suba me miró como un hermano mayor miraría a su hermana pequeña: horrorizado. Sin embargo notaba la mirada de Harley sobre mí y, para mi sorpresa, también la de Varick. Quizás creyó que no lo notaba, o se esforzaba muy poco por ocultarlo, pero había dejado a Summer hablando sola para inspeccionarme íntegramente.

Los invitados empezaron a llegar poco a poco. Muy pocos saludaban a Summer porque no la conocían, sabía perfectamente que habían venido a la casa de Angelina Taylor y no a la Fiesta de Disfraces de Summer Taylor. Cuando Bradley llegó me aseguré de que me viera. Me acerqué, todo su grupo pareció encogerse en su lugar.

-Tienes razón Bradley, soy una Reina- le digo guiñándole un ojo- una Reina Chita.

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