Y el día llegó.
Los nervios eran palpables. Mientras bajamos las escaleras los pocos deportistas con los que los demás Chitas tenían buena relación nos alentaron mientras que el resto se burlaba, especialmente de Kiran, dando por hecho que no había forma de que pudiéramos ganar.
Observé a Asher rodear los hombros de Varick y a Maylie darle una palmadita de aliento en la espalda. Debía estar más nervioso que todo el resto del equipo.
Subimos a nuestros respectivos vehículos y conducimos hasta el estadio. Teníamos que llegar varias horas antes ya que luego sería imposible entrar debido a la cantidad de gente que asistía a los partidos.
Harley no intentó subirse al asiento del copiloto, si no que fue directamente al fondo. Bien. Varick se sentó a mi lado con un suspiro nervioso.
El viaje fue silencioso, casi podía sentir los nervios de los compañeros. Yo, por mi parte, no lo estaba. Confiaba en mi potencial y, con Varick como nueva adquisición podríamos lograr muy buenas jugadas.
Cuando llegamos al estadio vestimos en silencio y nos reunimos para la charla final. El entrenador creía que eran el motor de un buen partido.
Estábamos jugando en la cancha de The Parrots, un equipo del sur de California. Habían quedado decimos el año pasado por lo que eran un equipo menos experimentado. Todos llevábamos nuestro uniforme blanco de visitante y Asher llevaba el amarillo del portero.
-Quiero un juego limpio- pidió el entrenador. Nos lo decía a todos pero sus ojos descansaron en Harley y yo un tiempo más que en el resto- no podemos correr el lujo de que los expulsen. Varick, es tu primer partido. Te diría que te relajes pero no quiero que lo hagas: activa todos tus sentidos. Te necesito atento a todo y a todos, este partido no será similar a ninguno que hayas jugado antes. Éstas son las ligas Universitarias, futuros jugadores profesionales y olímpicos competirán contra ti y no será nada fácil pero todos aquí saben que es posible llegar a la final.
-Con Kiran Patel en la banca todo es posible- susurré. Maylie y Savannah me miraron con mala cara y la capitana del equipo pasó a hacer lo que hacía todos los partidos. Se llevó la mano al pecho, justa sobre el corazón, su mano hecha una garra, imitando a un Chita. La cruzó dos veces sobre su corazón y la estiró hacia el centro del círculo.
-Chitas, ¿Están conmigo?- preguntó. Todos la imitamos y unimos nuestras manos con la suya en el centro.
-¡Si!- gritaron todos, incluso Varick, podía ver sus ojos encenderse por la adrenalina.
-No los escucho- gritó Maylie- ¿Son Chitas o gatitos? ¿Están conmigo?
-¡Si!- gritaron todos con más fuerza.
-¡Hoy empieza para algunos de nosotros nuestro último campeonato! Y lo será para todos si no volvemos con una victoria lo suficientemente alta, vamos a demostrarles que los Chitas son dignos de temer.
Todos festejaron sus palabras y comenzaron a caminar hacia el estadio. Varick se quedó algo rezagado, como si estuviera esperándome. Cuando llegué a su lado continuó caminando detrás del equipo a la par mía.
-¿Tienes tus navajas?- preguntó.
-Siempre las tengo.
-¿Me das la mía?- preguntó. Lo miré extrañada.
-¿Pensando matar a alguien hoy en la cancha?- pregunté. Varick sonrió.
-No. Pero es un recordatorio.
-¿Un recordatorio de qué?- le pregunto. Varick sonrió, un poco de soberbia se dibujó en esa sonrisa.
-De que soy un cazador. Soy un Chita. Soy lo suficientemente rápido. De que merezco estar aquí.
Cuando me mira, no hay nada más que seguridad en sus ojos.
-De que haré que volvamos a casa con una copa en las manos.
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La Reina Bestia
Teen FictionLibro 2 Como siempre, hay dos caras de la misma moneda y esa frase no puede ser más perfecta para alguien como Angelina Taylor. Ella es perfecta para ocultarlo todo, es la mejor en alejar a la gente y a asustar a quienes le plazca. Sin embargo desde...