Día 15: Hambre

149 14 0
                                    

Pareja: KagaAo.
.

Daiki se encontraba en el sofá de la sala alimentando al pequeño Daiga, de apenas nueve meses, mientras Taiga preparaba la cena y Taiki coloreaba un dibujo sentado en la alfombra que había en mitad de la habitación.

—Mami, tengo hambre —se levantó y se acercó a su padre, que no levantó la vista de su bebé.

—Ya queda poco para cenar, papá está terminando de preparar la comida.

—Pero yo tengo hambre. No es justo que mi hermanito esté comiendo y yo aún no —se cruzó de brazos sin entender el porqué de esa prioridad.

—Taiki, ya eres un niño grande, y el hermano mayor, tienes que entender que primero coma tu hermanito y después nosotros, él es un bebé —habló con calma.

—Yo también quiero —fue su única respuesta, porque terminó de acortar la distancia con su padre y sentándose al lado de él en el sofá, se estiró para hacer lo mismo que su hermano.

—Taiki, ¿qué se supone que estás haciendo? Estate quieto, deja de comportarte como un niño pequeño, este alimento no es para ti, sino para tu hermano —protestó el peli azul, pero no podía alejarse para que el pelirrojo dejara de mamar porque interrumpiría al pequeño Daiga.

Kagami, al oír las protestas de su pareja, salió de la cocina hasta la sala, encontrándose a sus dos hijos mamando de un Daiki completamente enojado por el comportamiento de su primogénito.

—Taiga, dile algo a Taiki, por favor, no deja comer bien a su hermano.

—Hey, campeón, ¿por qué haces eso? Tú eres un niño grande ya.

—Pero no es justo, sólo porque mi hermanito sea pequeño yo tampoco pueda, si yo también tengo hambre como él —dejó de beber para cruzarse de brazos, haciendo un lindo puchero.

—A ver, campeón —se sentó al lado de él —, tú eres grande, ¿verdad? —el niño asintió —. Por eso comes lo mismo que nosotros, ¿o no es así? Tu hermanito es sólo un bebé, y este sólo es de momento su alimento, no está bien que mientras él esté comiendo tú quieras hacer lo mismo.

—¿Entonces puedo cuándo él no esté y tenga hambre?

—Está bien, puedes hacerlo cuando no lo esté haciendo Daiga, ¿vale? —le dijo con dulzura Daiki, no podía negarle nada con esa carita.

—Pero ahora, ve a lavarte las manos que vamos a cenar —el pelirrojo pequeño contestó con un sí muy alegre y se marchó —. Sólo está celoso de su hermanito, ahora estás más pendiente de Daiga y pensará que ha pasado a segundo plano.

—Ya lo sé, tendré que dejarlo también —suspiró —, aunque sólo tenga cinco años, siempre ha estado solo, por lo que no me extraña que ahora sienta algo de celos al ver que no toda nuestra atención va sólo para él.

Daiki terminó de darle de comer al bebé y después lo llevó a la habitación que compartía con su pareja, para dejarlo dormir en su cuna, mientras Taiga terminaba de poner la mesa y se sentaban los tres a cenar.

—Mami, mami —de madrugada, sintió que unas pequeñas manos lo movían y despertaban.

—¿Taiki? ¿Qué pasa, te duele algo? —se incorporó preocupado.

—Mami, tengo hambre, quiero teta.

—Taiki, ahora es hora de dormir —respondió dándose la vuelta en la cama —, mañana.

—¡No! Yo quiero ahora. Me dijiste que cuando no estuviera mi hermanito podía, y ahora no está —lloriqueó porque no se le concedía lo que le habían dicho horas antes.

—Está bien, sube —el niño se subió a la cama, colándose entre sus dos padres y aferrándose al pecho descubierto de Daiki.

Taiga sintió que le invadían la cama, se despertó y se encontró en mitad de él y su pareja a su pequeño primogénito, con los ojos cerrados, mientras mamaba abrazado a su otro padre.

—No pude decirle que no... —murmuró abrazando más fuerte a su hijo, que se había cansado ya y se había quedado dormido.

—¿Lo llevo a su cama? —preguntó acariciándole los rojizos cabellos. Daiki asintió, dándole un beso en la cabeza antes de que Kagami lo cogiera en brazos.

Una vez que dejó a su niño durmiendo plácidamente en su habitación, se volvió a la suya, metiéndose en la cama y abrazando a su marido.

—Oye...Daiki... —susurró dándole pequeños besos en la nuca, sobre aquella marca que le hizo años atrás —. Yo también tengo hambre... —llevó ambas manos a su pecho.

—Taiga, para ti no, no es para perversiones, imbécil —le dio un golpe en la cabeza y se giró para dormir.

.

Por si a alguien le suena este escrito... Sí, es uno de los extras de mi fic Enredados, no pude evitar usar este extra al ver la palabra de hoy xD.

Un Fictober Con Mucha Tinta (KnB)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora