Día 30: Granja

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Pareja: AoKaga. Relación con el drabble anterior.
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Taiki estaba muy emocionado, con la escuela, iba a visitar una granja escuela, dónde allí vería a muchos animales y le enseñarían como cuidarlos.

Le encantaban los animales, después del básket, sus padres, su mejor amigo Ichigo y las hamburguesas, les encantaban.

Durante todo el trayecto en el autobús escolar hasta el lugar, no podía mantenerse sentado más de cinco minutos seguidos, siendo regalado por su profesora y por el propio Ichigo que estaba sentado a su lado.

Nada más llegar, se presentó un matrimonio mayor, y les invitó a conocer el lugar, explicándole de qué se trataba cada sitio y cada animal que tenían.

Había niños que se terminaron por aburrir, porque o no les gustaba los olores a granja, o los animales, no querían o no les llamaba la atención las actividades y quehaceres que se hacen en una granja, o preferían ir a otro lugar qué visitar, pero Taiki abría sus ojitos de sorpresa y le brillaban de emoción con cada explicación de los dueños de la granja.

La hora del almuerzo llegó, y los niños fueron al merendero para cocinar (siempre bajo la supervisión de los profesores encargados en dicha excursión y de los dueños del lugar) los vegetales que ellos mismos habían recolectado del huerto.

Taiki devoraba su comida con mucho apetito, después de haber trabajado en conseguir los alimentos y comer al aire libre, era lo mejor.

Con los tonos anaranjados tiñendo el cielo, los niños se despidieron del matrimonio agradeciéndoles todo lo que habían aprendido y se subieron al autobús dirección a la escuela y después a sus casas.

Daiki esperaba en la puerta de la escuela junto con los demás padres o familiares de los niños, y el pequeño pelirrojo bajó y fue hasta él, que lo recibió con los brazos abiertos.

Se despidió de Ichigo, que fue recogido por Hanamiya, y de camino a casa fue relatandole con emoción todo lo que había visto y hecho, mientras Aomine lo escuchaba atento y feliz.

Una vez en la casa, Taiga también lo recibió y tomó sus cosas indicándole que la cena estaba servida pero que antes debía ir a tomar un baño.

Pero antes, quería entregarle a sus padres unas galletas que habían preparado con algunas frutas recolectadas.

-¡Traigo galletas! ¿Eh? Podía observar cómo su mochila se movía-. ¡Tiene vida! -exclamó asustado.

-Seguro puede ser algún insecto que se te haya colado -comentó Daiki, que le indicó que la abriera, lo que el niño se negó y fue él mismo quién lo hizo-. ¡Un conejito!

De dicha mochila apareció un pequeño conejito de tonalidades grisáceas, que al oír los gritos del infante y estar rodeado de un hábitat que no era el suyo, salió corriendo por la casa.

-¡Daiki, que no escape! -le dijo Taiga a su esposo, poniéndose ambos en un lugar para acorralar al conejo, sin éxito alguno-. ¿Cómo puedes dejar que un bicho de éstos te esquive así como así? Estas perdiendo facultades, si hubiera sido un jugador te hubiera driblado sin problemas.

-No te quejes, este bicho es más escurridizo que un jugador, además de demasiado enano -ahora fue a Kagami quién lo sorteó-. Mira quién habla, el que no se ha dado ni cuenta que le ha pasado por la derecha.

-¡Conejito, vuelve aquí! -ajeno a la discusión de orgullo que estaban teniendo sus progenitores, Taiki lo persiguió hasta que el animalito, asustado y cansado, se subió al mueble de al lado de la ventana, dónde estaba la jaula del conejo que tenían desde hacía un tiempo-. Sólo quería ver a su amiguito -el roedor, se dejó coger por el infante-. ¿Y si nos lo quedamos?

-No, ya tenemos uno, ¿qué vamos a hacer con dos? Este conejito es de la granja debe volver a su lugar.

-Pero, ¿cómo lo vamos devolver allí? Está lejos, y él se metió en mi mochila, por lo que eso quiere decir que se quería venir conmigo.

-Venga Taiga, ya tenemos un conejo, por otro más no pasa nada, así no se sentirá solo y esa jaula es bastante grande para que estén los dos sin problema -intervino Aomine.

-Está bien, también pues quedarse, sólo espero no sea tan rebelde como el otro -aceptó finalmente Kagami, sabía que no podía hacer nada ante los ojitos de súplica de su hijo.

-¡Bien, te quedas con nosotros! -levantó al animalito-. ¿Te gusta la idea? Ven, te voy a presentar a tu nuevo amiguito, él es Dai-chan, y a partir de ahora está será tu casita, Tai-chan.

-¿Cómo lo has llamado? -se giró Taiga al oír dicho nombre.

-Tai-chan, es de lógica que se llame así ya que el otro se llama Dai-chan -Aomine empezó a reírse.

-Me niego que el bicho éste se llame igual que yo -se cruzó de brazos.

-Vamos Taiga, es sólo un conejito, ¿qué tiene de malo que se llame así? -se mofaba el moreno, repitiéndole lo mismo que el pelirrojo le dijo cuando nombraron al primer conejo.

-¡Mira, se llevan bien! -interrumpió el infante al ver que ambos animalitos se olfateaban con su hociquillo y el nuevo restregaba su cabecita en el otro, que apoyó la suya sobre el pelaje grisáceo-. ¿Y si tuvieran bebés? ¡Sería genial!

-Son dos machos, no pueden.

-¿Y por qué no? Vosotros sois dos papás y me tuvisteis a mí, y los papás de Ichigo, y algunos de mis amigos y... -no encontraba lógica alguna a algo que veía con sus propios ojos y que él además era una prueba de ello

-Ya, sí ya -lo calló Taiga, sonrojado.

-Es que en las personas es diferente que en los animales -explicó Daiki-. Ellos no pueden siendo dos machos.

-¡Jo, no es juntos, yo quería que tuvieran bebés! -lloriqueó el pequeño.

-Venga ya, es tarde y aún tienes que bañarte, deja a los conejos en paz que descansen.

Taiki, haciendo un puchero, se fue directo al baño tal y como le ordenó su papi. Pero él no iba a desistir tan fácilmente, él quería que sus conejitos tuvieran bebés, y tenía la esperanza que así lo fuera.

Aunque su infantil mente no entendiera que eso era imposible, y que con dos conejos en la familia, ya era suficiente.

Bueno, al menos le pediría a sus padres un hermanito.

Un Fictober Con Mucha Tinta (KnB)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora