Día 11: Mentira

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Pareja: KagaAo. Relación con los drabbles de los días 8 y 10. 

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Se miró y re miró una y otra vez en el espejo. Se puso del perfil derecho, del izquierdo, dio una vueltita sobre sí mismo, y después suspiró. 

Se sentía feliz, sumamente feliz, pero a la vez se sentía extraño ver su reflejo. Se sentía gordo con su abultado vientre de siete meses y medio de embarazo. Esa figura atlética se marchó hacía unos meses atrás, a Kagami lo tenía cansado y atosigado con la típica pregunta de "si estoy gordo", al igual que últimamente se sentía más cansado y con más dificultad de hacer las cosas más cotidianas. 

Incluso su trabajo se había vuelto más aburrido que nunca. Si antes se quejaba de estar durante un buen tiempo en la pequeña comisaría de la barriada, ahora que lo único que hacía era papeleo en la central archivando casos, resultaba más aburrido aún. 

Pero eso no era lo que inquietaba a Aomine, sino que el pelirrojo últimamente salía de forma muy sospechosa de la casa. Temía que, siendo Taiga aún muy joven, haya encontrado a otra persona de su edad y se haya cansado de él, ya que así, no se sentía atractivo. 

Y esta vez no fue la excepción, ya que, alegando que se sentía con compañía, él aprovecharía para ir a casa de Kuroko. Se despidió de su pareja y se marchó con rapidez. 

Empezó a moverse de un lado hacia otro en su habitación, poniendo de los nerviosos a su amigo. 

—¿Quieres parar de una vez? ¿Qué te tiene tan intranquilo? —era raro en el moreno verlo así, pero Wakamatsu lo atribuía a las hormonas del embarazo. 

—¿Quién más me va a tener así que no sea Bakagami? ¿Has visto eso? Mira qué rápido se ha ido el desgraciado a casa de Tetsu. 

—¿Y qué tiene de malo que haya ido a ver a Kuroko? ¿Que no te haya llevado? —el rubio omega jugaba con su hijo de cinco años a armar un puzzle de unos dibujos animados de moda. 

—Ya no es sólo que no me haya querido llevar cuando le he dicho que así aprovechaba y veía así a Satsuki, sino que he visto en redes sociales como Satsuki y Tetsu colgaban una foto en la playa. Osea, no ha ido a ver a Tetsu. 

—Sólo estás celoso —rio el otro divertido por ver a su amigo de esa forma. 

—No estoy celoso —hizo un puchero—, sólo digo que me ha mentido. 

—Mentir está mal —dijo el pequeño rubio levantándose y yendo hasta el moreno, con quién se llevaba muy bien, y Daiki lo adoraba—. Si Bakagami hace llorar a Dai-chan, yo le golpearé. 

—No le llames así —suspiró regañando a su hijo—, se llama Kagami. ¿Ves qué haces que diga Hikari? De oírte a ti decirle así, él también usa ese insulto. 

—¡Ya sé! —ignoró el reclamo de Wakamatsu—. Voy a seguirle. 

—¿Qué? Estás loco. Y además no debes tener emociones fuertes con el embarazo. Además, siguiéndole no te estás comportando como un adulto. —hizo caso omiso y se colocó su chaqueta, para después extenderle la mano al infante.

 Ven Hikari, vamos a jugar a los detectives. 

—¡Sí! —exclamó feliz el niño. Kousuke no tuvo más remedio que seguir a esos dos. 

Los tres empezaron a seguir a una distancia prudente a Taiga, quién no se estaba dando cuenta que era perseguido por su pareja, hasta que con un poco de viento que se levantó, le llegó el aroma a canela del moreno, pero aún así siguió hasta su destino, que era un edificio conocido. 

—¿Por qué me sigues? —se giró en la puerta del lugar, sorprendiendo a Aomine. 

—¿Qué? Yo no te sigo, sólo íbamos al parque con Hikari, ¿verdad? 

—Dai-chan también miente como Bakagami, y eso está mal, ¿verdad mami? —el pequeño sólo recalcó lo que tanto sus padres le decían, que estaba mal mentir y siempre había que decir la verdad. 

—¿Bakagami? —alzó una ceja Taiga al oír cómo era llamado por el infante. 

—¿Mentir? 

—Daiki —dijo con voz seria, tensando al omega—.Te he preguntado por qué me estás siguiendo cuando te dije que te quedaras en la casa. 

—¿Que por qué? ¡Porque me has mentido! No ibas a casa de Tetsu, porque está con Satsuki en la playa, sino que vienes... —por un momento ni si quiera sabía a dónde iba su pareja, por lo que se fijó mejor en la edificación delante de él—. ¿Al parque de bomberos? ¿Qué pintas viniendo aquí?

El pelirrojo suspiró, su secreto había sido revelado. 

—Ya qué tiene seguir ocultándolo... Me había presentado a las pruebas de bomberos y justo hoy venía a saber si había entrado o no. 

—¿Y por qué no me habías dicho nada? 

—Quería que fuera una sorpresa, por si no conseguía entrar en la academia de bomberos, no quería que te sintieras desilusionado de mí —confesó avergonzado. 

—Nunca me sentiría desilusionado de ti, entraras o no, siempre me sentiría orgulloso de ti —posó una mano en la mejilla ajena, sonriendo, y el pelirrojo lo abrazó por la cintura acercándolo a él para besarlo. 

—Bueno, ya que estáis aquí, ¿miráis el resultado o no? —se impacientó Wakamatsu con tanta ñoñería de sus amigos, aunque se alegraba que Kagami hubiera mentido a Aomine de forma piadosa solamente. 

Ambos fueron hacia dentro, y Taiga no era capaz de ver la lista de admitidos, por lo que le dijo a su pareja que lo hiciera por él. 

—¿Y bien? ¡Dí algo de una vez, Daiki! —abrió los ojos que tenía cerrados con nerviosismo ante el silencio del moreno, que se giró sonriéndole. 

—¿Qué quieres que te diga? Que cuando tengas alguna salida, me tendrás preocupado —los orbes rubíes se abrieron y abrazó a Daiki de emoción. 

Había sido una pequeña mentira ocultarle que se había presentado a las pruebas de la academia de bomberos, pero Aomine ya no le dio importancia, porque se sentía feliz por su pareja. 




Un Fictober Con Mucha Tinta (KnB)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora