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Rocío, tus piernas flaquearon, cayendo ante la madre de Martín. Estabas asustada, de pronto todo oscureció. No solo por el desmayo que sufriste.

Despertaste con el calor de una chimenea y el melodioso sonido de un piano. La madre de Martín era una gran pianista en su adolescencia, pero todo se truncó con el abandono de su pareja y el repentino embarazo. Julia fue tu ejemplo de madre ideal, ella era tan cálida. Se notaba la angustia en sus ojos, intentó vaciar un poco tus problemas. No dijiste nada, sonriendo para ocultar la verdad. No funcionó con ella, pese a eso, lo dejó pasar para no incomodarte. Olvidaste todo por un momento, hasta que viste la hora y supiste que estarías en graves problemas.

Antes de irte, su madre te regaló el diario de Martín y una promesa.

«Lavandas, como tus
alejadas melodías».

«Lavandas, como tusalejadas melodías»

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Flores para todas esas veces en las que dije noDonde viven las historias. Descúbrelo ahora