Nueve.

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Narra Jorge.

Había iniciado una nueva etapa de mi vida, por así decirlo, aún seguía arrastrando la tristeza de lo que había pasado, sabía que sería algo que tendría por superar y que iba a tardar, aún así no me sentía del todo listo, había muchas dudas en mi cabeza, la lucha entre sentimientos y razón que no me dejaba en paz.

¿Qué es más fuerte?, ¿El corazón o la razón?

Ya había salido del hospital, me encontraba de copiloto en el auto de Fer, pensado, silencioso, sentía su mirada por el retrovisor, sostenía una carpeta con papeles del hospital; estudios, análisis, un pequeño expediente y varias cosas más.

—No sé que hacer... —dije.
—¿Eh? —preguntó Fer.
—Con respecto a Miguel —miré hacia la calle— después de lo que pasó... Quiero terminar las cosas.
—Pues... Estoy seguro que te va a estar buscando por un tiempo —el semáforo estaba en rojo y él me tomó de la mano— pero hazlo cuando te sientas seguro.

Me miró profundamente a los ojos de manera que me hizo sonrojar.

—Si... Tienes razón —le dije.

El volvió su mirada al frente y continúo el camino.

Tenía aún el nerviosismo, el enojo y la tristeza al pensar en Miguel.

Llegamos a mi ahora actual apartamento, al parecer Fer lo había terminado de limpiar.

Me senté en el sillón mientras él me miraba por desde la cocina.

—¿Estás seguro de vivir aquí? —preguntó.
—¿Eh?, ¿Por qué lo dices? —pregunté.
—Bueno, considerando tu antigua vivienda... Está mucho más lejos del trabajo —respondió.

Lo pensé un momento.

Tenía razón, en mi arranque de irá me había  apartado mucho, tenía que volver a mi trabajo y ahora que no tenía auto me iba a ser muy difícil.

—Sí, me estaban gustando la soledad, pero tengo que buscar otro lugar —dije apenado.
—Pues... Yo conozco a alguien que tiene una habitación sola en donde vive —dijo con un tono curioso.
—¿Estás hablando de ti verdad? —pregunté.

Él rió.

—Era obvio, jaja —dije.

Pensé un momento, Fer había estado haciendo mucho por mi, creía tener una pequeña certeza de el porque pero no estaba completamente seguro, tampoco quería averiguarlo por ahora, lo que no quería era presentarme como una carga para él.

—¿Y qué piensas? —preguntó.
—Yo... La verdad me gustaría pero siento que ya has hecho suficiente por mí, desde lo de el trabajo, el hospital y ahora esto... No quiero parecer aprovechado, ni mucho menos ser una carga para ti —dije apenado.

Se detuvo a causa del semáforo en rojo y me volteó a ver.

—Jorge, jamás serías una carga para mí, deberías saber que, en poco tiempo te haz convertido en alguien... Especial para mí y créeme que me gusta ayudarte, ya encontrarás la forma de pagarme todo esto después, ¿Bien? —dijo calmadamente aunque con una voz más profunda a lo usual.

«"Especial para mí..."»

Sé por donde va eso y empezaba a relacionar porque tanto interés de parte de él, el porque él quiere tenerme cerca.

Aunque antes de iniciar cualquier cosa que involucre sentimientos tenía que terminar aquello que todavía me pesaba y probablemente lo sería así por un tiempo.

Sin embargo, la carga se hace liviana de dos, ¿No?

Le sonreí sinceramente y di un leve suspiro.

—Esta bien —dije.

Lenta y tímidamente fui acercando mi mano a la de él.

Él al sentir mi tacto posicionó su mano sobre la mía y le dió un leve apretón.

Fuimos a mi apartamento temporal, recogí las no muchas cosas que tenía ahí y las mudamos a la casa de Fernando.

Una vez lleguamos él bajo y me quedé un momento dentro del auto.

Miré su casa, me sorprendió un poco y más el hecho de que él viviera solo.

Me empecé a perder en los pensamientos y recuerdos de mi casa.

Un golpeteo en el vidrio del auto me sacó de esos pensamientos.

—¿Estás bien?, ¿Vas a salir? —preguntó Fer.

Reaccioné al instante y abrí la puerta, apreciando mejor la casa.

—Éste es mi hogar —dijo con una sonrisa.
—Vaya, está muy linda tu casa —dije.
—Jejeje, ven, déjame mostrarte tu habitación —dijo.

Comenzó a caminar hacia dentro y abrió la puerta, todo adentro se veía muy bien amueblado, ordenado, el color de las paredes se veía bien, era un lindo hogar.

Caminó hacia la derecha donde pude apreciar la cocina, comedor, una sala, y unas escaleras hacia arriba.

Entonces lo miré subir, mientras lo hacía le heché un vistazo más a su casa y entonces él me habló desde arriba.

—Sube.

Caminé a las escaleras las cuales subí y una vez arriba pude ver tres puertas, una estaba abierta.

Me asomé por ahí y miré a Fer de espaldas acomodando algo.

—Ésta será tu habitación —dijo.

Miré y para ser honesto no estaba tan mal, estaba bien amueblada, tenía una estantería, ventana, mesa de noche, cajón, espejo, televisión y la cama se veía cómoda.

—Me gusta —sonreí.

Él también sonrió y se sentó en la cama, mirándome.

—Aquí solía estar mi hermano... Antes de que él... Falleciera —dijo.

Mis ojos se abrieron de la sorpresa.

—Dios mío Fer... Yo, yo... —no sabía que decir.
—Está bien Jorge, no te preocupes —dijo y se limpió un poco el rostro— el hecho de que estés aquí hace que toda esa soledad desaparezca.

Caminé y me senté junto a él.

—¿Te gusta que... Esté contigo? —le pregunté mirándolo a los ojos.
—Completamente —dijo sin despegar la mirada.
—Y-Yo... —no alcancé a hablar.
—Desde que te vi aquella vez entrando a mi oficina, desde que comimos juntos y te ayudé —dijo, pude notar como sus pupilas se dilataban.

Pude sentir como mi cara se empezaba a calentar.

—Fernando... —susurré.

Podía sentir su respiración en mi nariz, acercándose más y más.

Él sujetó mis manos y fue subiendo acariciando delicadamente mis brazos.

Metió sus brazos entre los míos y me sujetó firmemente por la espalda.

Sabía lo que iba a pasar y...

Me dejé llevar.

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Hasta aquí éste capítulo, ojalá les haya gustado, perdón por la tardanza, seguiré escribiendo.

—MadSoul345.

It's Time (Furry/Gay)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora