Cinco.

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Narra Jorge.

Ya había llegado a casa, pagué y bajé del taxi.

Caminé a la puerta del departamento, pude escuchar un ruido por adentro, aunque no me emocionó el hecho.

Usé mis llaves y entré.

Pude ver a Miguel en shorts acostado en el sillón de la sala, al parecer mirando la televisión.

Entonces se percató de mi llegada.

—¡Jorge!, Hoy llegaste temprano —dijo contento.

Yo lo miré y esboze una débil sonrisa antes de responder.

—Si... Hoy he terminado algo pronto —dije.
—Me alegro... Pero, ¿Por qué esa cara?, ¿Estás bien? —preguntó.

Me quedé en silencio un momento.

—Oh sí, solo que estoy algo cansado, ya sabes —dije.
—Ya veo, pero ven, siéntate —palmeó el sillón— vamos a platicar.

Caminé con cierta desconfianza hacia él y me senté, él me abrazó y me besó la frente.

—Te he extrañado tanto —dijo.

Yo correspondí al abrazo y tratando de no llorar contesté.

—Yo también.

Hubo un breve silencio, Miguel no parecía ceder al abrazo.

—Por cierto, me encantó lo que me dejaste en la nevera —dijo.
—Ah, entonces, ¿Lo probaste? —pregunté.
—Sí y me encantó —dijo.

Me sentía raro, era como un choque entre su indiferencia de días pasados y su reacción de ahora no cuadraba.

—Una pregunta —dijo.
—¿Cuál es? —pregunté.

Él me soltó y dejó un espacio entre nosotros.

—¿Por qué ha venido el mecánico a traer tu auto? —preguntó.
—Ah, justo ayer se averió y no podía regresar a casa, así que lo llamé para que lo revisara —contesté.
—Hmm, y ¿Cómo regresaste entonces? —preguntó.
—Me trajo un compañero del trabajo —respondí.

Apenas me dí cuenta de lo que había dicho inconscientemente.

Sabía que Miguel era celoso y me había restringido ciertas cosas hace tiempo, sin embargo no sabía cómo él podía actuar con respecto a eso en la actualidad.

Me preocupé un poco.

—Jorge... ¿Qué habíamos dicho de los compañeros? —preguntó algo molesto.
—Él se ofreció y insistió mucho, yo iba a tomar un taxi —traté de explicarme.
—No lo sé... —dijo él.
—Por dios Miguel, ¿No confías en mí? —le pregunté.

Él se quedó pensativo un momento.

—Aparte solo fue esa vez, ahora que tengo mi auto ya no tendré que tomar taxi ni depender de alguien más —dije.
—Pero al menos me hubieras dicho para ir por ti —replicó molesto.
—¿Cómo si no hablas en todo el día?, Aparte, ¿Qué no tenías una cirugía y por eso no llegaste? —lo encaré.

Al parecer se había olvidado de ese pequeño detalle.

Lo cual me hizo dudar de lo que me había estado diciendo últimamente.

—Es cierto, lo había olvidado —dijo nervioso.

Lo miré incrédulo, había algo, lo sabía.

Él estaba mintiendo.

—Mira lo menos que quiero ahora es discutir, así que me iré a la cama, fue un placer verte —dije y me levanté del sillón.

Miguel me tomó de la mano.

It's Time (Furry/Gay)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora