Narra Miguel.
Aveces el amor puede volverse enfermizo, deja de ser amor absolutamente y se convierte en un tipo de obsesión siniestra por alguien, algo que necesitas, que deseas.
Y ese deseo solo se va haciendo cada vez más grande.
Entonces sientes que nada puede impedirte tener aquello que tanto anhelas y solo actúas.
En mi caso y desde aquella vez solitario en mi casa, cuando ese sentimiento de impotencia y gran necesidad me invadió durante toda la noche y el resto de los días.
Sabía que era mi culpa y que no tenía porqué estar sufriendo de esta manera, yo lo había provocado, en mi estaba olvidar a Jorge y rehacer mi vida, al igual que él quería.
Sin embargo, por más que intentaba no podía.
Y comencé a odiarlo, porque no me dejaba vivir tranquilo, su sola imagen en mi cabeza, todos los recuerdos de aquellos tres años.
Todo me abrumaba de sobre manera y no lo entendía, tenía todo el derecho de dejar eso en el pasado y seguir adelante.
Y no podía, no podía, tenía que traer a Jorge a mi vida, de nuevo conmigo.
Comprendí que mi felicidad era él y que lo necesitaba para estar bien, estar tranquilo.
Hice investigación de cuando vino con su novio y pude dar con su lugar de trabajo.
Aunque cada vez que me llegaba el recuerdo ardía en celos y envidia.
Él no podía estar con alguien que no fuera yo.
Sinceramente no sabía como había terminado así.
Ya había pasado un tiempo y solo me quedaba efectuar un plan donde podría tener a Jorge solo para mi.
Aunque no era algo que yo haría; secuestrar a alguien.
La situación desesperada lo ameritaba, no haría más que drogarlo con una dosis de cloroformo y me lo llevaría lejos.
Lejos de su nueva pareja y de cualquiera que me lo quisiera quitar.
Entonces se llegó el día.
Una vez partí por la tarde a el trabajo de Jorge, solo dejé el carro cerca y me escondí, esperando que él saliera.
...
...
...
Entonces lo miré, mi corazón se aceleró, mi respiración se agitó, me sentía nervioso, empezaba a dudar si hacerlo o no.
Mi cuerpo actuó por inercia, me acerqué lentamente a él por atrás y con el pañuelo en mano se lo coloqué en la nariz.
《Mío, mío, mío》
Vi como forcejeó un poco y después dejó los esfuerzos para caer lentamente al suelo.
Lo sujeté fuertemente y lo arrastré hacia mi carro.
Le amarré pies, manos y lo acomodé en la parte trasera.
Giré hacia todos lados cuidando de que no hubiera ojos curiosos por ahí.
Entonces miré a la carretera, había un auto parado por el semáforo.
Me apresuré entonces y subí al carro, tenía que irme rápidamente de ahí, llevarme a Jorge.
Encendí el carro y aceleré.
Narra Fernando.
Estaba impaciente ante el semáforo, aunque ante la situación desesperada en la que estaba, una vez que éste se puso en verde, yo le pisé al acelerador.

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It's Time (Furry/Gay)
Novela JuvenilAveces cuando creemos que nuestra vida no puede ser mejor, es cuando todo se viene abajo. ©Historia registrada queda prohibida su copia o plagio.